El español fue condenado a cadena perpetua por el asesinato premeditado del colombiano Edwin Arrieta.
Después de que Daniel Sancho fuera juzgado este jueves a cadena perpetua por el asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta, el español teme pasar el resto de sus días en una de las cárceles más temibles de Tailandia: Bang Kwang, más conocida como “El gran tigre”. Esta prisión, situada cerca de Bangkok, ha adquirido una siniestra reputación debido a las condiciones inhumanas en las que viven los reclusos.
Daniel Sancho, hijo del conocido actor español Rodolfo Sancho, fue condenado a cadena perpetua por la justicia tailandesa tras ser declarado culpable de asesinato premeditado, descuartizamiento y ocultación del cadáver de Edwin Arrieta, así como de la destrucción de la documentación de la víctima. El crimen, que conmocionó tanto a Tailandia como a España, llevó a un juicio que se prolongó durante casi un mes, desde abril hasta mayo de 2024. A pesar de la sentencia, la defensa de Sancho ha anunciado que apelará ante el Tribunal de Apelación y, eventualmente, ante el Tribunal Supremo de Tailandia.
El futuro inmediato de Daniel Sancho es incierto, especialmente en cuanto a la prisión en la que cumplirá su condena. Aunque actualmente se encuentra en la cárcel de Koh Samui, una de las más tranquilas y menos pobladas de Tailandia, se especula que podría ser trasladado a Bang Kwang, una cárcel con una sobrepoblación alarmante y condiciones que han sido catalogadas como violatorias de los derechos humanos.
Bang Kwang, también apodada “El Hilton” en una evidente ironía, alberga a más de 7.000 presos, a pesar de estar diseñada para alojar a solo 3.000. Este hacinamiento genera un ambiente de extrema violencia y miseria. Los presos, muchos de ellos condenados a largas penas por delitos graves, sobreviven en celdas de apenas 4 metros cuadrados, compartidas con hasta 10 personas. Las condiciones sanitarias son deplorables; la cárcel está infestada de ratas y cucarachas, y la escasez de agua potable, junto con la desnutrición, contribuye a la propagación de enfermedades.
Además, la atención médica es casi inexistente. En contraste con la prisión de Koh Samui, donde Sancho ha recibido cuidados médicos por una hernia, Bang Kwang cuenta con solo un médico y dos enfermeros para miles de reclusos. La brutalidad del entorno se agrava con las constantes peleas y enfrentamientos entre los presos, muchos de los cuales están cumpliendo sentencias largas y extremadamente severas.
El traslado de Sancho a esta prisión es una posibilidad real, dado que todos los extranjeros condenados a más de 15 años de prisión en Tailandia suelen ser enviados a Bang Kwang.
