En medio del dolor, la frustración y el recuerdo de compañeros fallecidos, decenas de veteranos, policías activos y familiares realizaron este miércoles un plantón frente a la Clínica de la Policía en Barranquilla, alzando la voz por lo que consideran una crisis silenciosa en la atención en salud.
Bajo el sol del mediodía, los manifestantes, agrupados en la Asociación de Usuarios de la Upres Atlántico (Asouspat), exigieron lo que para muchos debería ser lo mínimo: atención médica digna, oportuna y especializada. Sin embargo, lo que denuncian es un panorama desolador: ausencia de contratos con clínicas especializadas, falta de medicamentos y pacientes remitidos a otras ciudades sin recursos para el traslado.
“Esto no es una clínica, es un puesto de salud sin capacidad de responder”, expresó José Ignacio Payares Guzmán, vocero de Asouspat, con tono de indignación. Según Payares, los servicios de oncología, cardiología, neurología y otras especialidades están paralizados por falta de convenios con instituciones prestadoras, una situación que —asegura— ha costado vidas.
Una de esas vidas fue la del patrullero Haider Martínez Bayona. “Murió esperando que lo atendieran, quedó atrapado en un triage que nunca avanzó”, denunció el líder, apuntando a lo que califica como negligencia institucional.
La protesta no solo fue un llamado de atención, sino una expresión del cansancio de miles de usuarios —unos 34.000, según cifras de la asociación— que aseguran estar atrapados en un sistema sin respuesta. Algunos de ellos, según relatan, son enviados hasta Cartagena sin viáticos, sin medicinas y sin certeza de atención.
Las pancartas decían “No más muertes por negligencia” y “Veteranos también somos ciudadanos”, mientras los asistentes exigían al Gobierno y a la Dirección de Sanidad Policial la reactivación urgente de los contratos suspendidos. Las áreas más críticas: oncología y cardiología, donde la atención especializada puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
A medida que avanzaban las horas, el reclamo se volvía más que una consigna: era un grito colectivo por justicia sanitaria. Lo que piden no es extraordinario. Solo quieren vivir. Solo quieren que los atiendan.