Por: Yasher Bolívar Pérez
Con una defensa sólida, ejecución precisa y un planteamiento físico imponente, los Houston Rockets sorprendieron a los Golden State Warriors en el Chase Center (107-115) y forzaron un decisivo séptimo juego que se disputará este domingo en el Toyota Center. El equipo de Ime Udoka, que parecía sentenciado tras el 3-1 en contra, ha revertido la narrativa con dos triunfos consecutivos apoyados en la figura de Fred VanVleet (29 puntos, 8 rebotes, 8 asistencias) y el dominio interior de Alperen Sengun y Steven Adams.
El colapso de Golden State en el último cuarto fue alarmante: fallaron 16 de sus primeros 18 tiros, fueron superados ampliamente en rebotes (62-51) y volvieron a mostrar una desconexión estructural tanto en defensa como en ataque. La veteranía de Curry (29 puntos) y Butler (27+9+8) no fue suficiente ante un rival más fresco, más disciplinado y mejor adaptado al pulso físico de los playoffs. El plan de Kerr se agotó sin respuestas ni ajustes visibles ante una defensa en zona que ya se convirtió en una pesadilla recurrente.
El séptimo partido, ahora en Houston, se perfila como un juicio sumario para unos Warriors que llegan desgastados, desorganizados y cada vez más dependientes de su núcleo veterano. La serie, que parecía controlada, ha girado por completo y se ha inclinado hacia el equipo con más energía, más rebotes y más piernas. La eliminatoria ya no se define por historia, sino por inercia. Y esa, claramente, cambió de camiseta.