Por: Yasher Bolívar Pérez
Con un triplazo que pareció sacado de una obra teatral, Tyrese Haliburton selló la victoria de los Indiana Pacers por 119-120 ante unos Cleveland Cavaliers que vieron escapar una ventaja de 20 puntos y, con ella, quizá parte de su alma competitiva. Restaban apenas 1.1 segundos cuando el base de Indiana decidió el destino del partido y, de paso, empujó a los Cavs hacia un preocupante 0-2 en la serie, tras perder ambos encuentros en casa y con tres de sus piezas clave fuera por lesión.
El desenlace fue cruel para Cleveland. Ni los 48 puntos de un colosal Donovan Mitchell, ni el esfuerzo estoico de un equipo mermado por las ausencias de Darius Garland, Evan Mobley y De’Andre Hunter, fueron suficientes. Los Cavaliers dominaban con siete puntos de ventaja a falta de un minuto, pero se vieron sobrepasados por la precisión quirúrgica de Haliburton y la intensidad colectiva de unos Pacers que, liderados también por Turner, Nesmith y Mathurin, firmaron una remontada que escuece.
Haliburton, a pesar de sufrir molestias en su mano izquierda, anotó 19 puntos, capturó 9 rebotes y regaló a su equipo una victoria que lo reafirma como contendiente en el Este. En contraste, los Cavaliers enfrentan no solo un déficit en el marcador, sino una crisis anímica y física que amenaza con liquidar sus aspiraciones prematuramente. La épica del baloncesto volvió a escribirse en el último suspiro, y esta vez, Indiana fue el autor.