Un juez en Estados Unidos redujo este martes la sentencia de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional impuesta a los hermanos Lyle y Erik Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres en 1989, abriendo la posibilidad de que ambos puedan quedar en libertad tras más de 35 años en prisión.
El juez Michael Jesic, durante una audiencia en Los Ángeles, modificó la condena a una pena de entre 50 años y cadena perpetua, lo que permite a los hermanos solicitar una audiencia de libertad condicional. “Creo que han hecho lo suficiente en estos 35 años como para que algún día tengan la oportunidad” de recuperar su libertad, señaló el magistrado.
Al término de la audiencia, Lyle Menéndez expresó “profunda vergüenza” por sus actos: “Cometí un acto atroz contra dos personas que tenían derecho a vivir: mi madre y mi padre”. Por su parte, Erik asumió la plena responsabilidad del crimen: “Disparé las cinco balas contra mis padres y luego volví para recargar. Le mentí a la policía. Le mentí a mi familia. Lo siento de verdad”.
El crimen ocurrió el 20 de agosto de 1989 en Beverly Hills. Inicialmente, los hermanos aseguraron haber encontrado los cuerpos de sus padres al regresar a casa, pero despertaron sospechas al iniciar una vida de lujos con la herencia familiar. Más adelante, denunciaron haber sido víctimas de abusos por parte de su padre, José Menéndez, un empresario de origen cubano.
El caso Menéndez ha vuelto a captar la atención del público gracias a la serie de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez y un renovado debate social sobre los abusos familiares y la justicia penal.
Anamaria Beralt, prima y defensora de los hermanos, celebró la decisión del juez y destacó que sus declaraciones fueron “muy conmovedoras”. Con esta reducción de pena, los Menéndez podrán iniciar el proceso para una posible libertad condicional, algo impensable hasta ahora.