Cada 16 de julio, miles de colombianos celebran con fervor el día de la Virgen del Carmen, Patrona de los transportadores, una figura profundamente arraigada en la fe popular del país. Esta advocación mariana ha sido adoptada por los conductores como su protectora espiritual, en reconocimiento a la intercesión y protección que se le atribuye en momentos de peligro en las vías.
A lo largo de las carreteras colombianas, es común encontrar pequeños santuarios en honor a la Virgen, rodeados de velas encendidas y de luces de vehículos detenidos en señal de devoción. Muchos conductores hacen bendecir escapularios e imágenes de la Virgen, los cuales colocan en sus vehículos como símbolo de resguardo y guía durante sus recorridos.
El origen de esta devoción se remonta a la Región Caribe. Allí, la celebración comienza con una procesión fluvial por el Río Magdalena, donde la imagen de la Virgen es escoltada por decenas de chalupas. Más tarde, transportadores terrestres continúan la festividad con una gran caravana de vehículos que recorre pueblos y ciudades, haciendo sonar sus bocinas en honor a la Virgen.
Entre los lugares más destacados en esta celebración están los municipios de Mompox y Guamal (Magdalena), donde las festividades adquieren una relevancia especial. En el centro del país, el homenaje se traslada al autódromo de Tocancipá, donde propietarios de tractomulas de distintas regiones participan en una misa solemne, antes de iniciar una tradicional carrera de estos imponentes vehículos.
Más allá de los conductores, la Virgen del Carmen también es reconocida oficialmente como Patrona y Reina de las Fuerzas Armadas de Colombia, incluyendo la Policía Nacional, la Infantería de Marina, la Fuerza Aérea, así como del Cuerpo de Bomberos.
Esta fecha, más que una tradición, representa la expresión de una fe que recorre caminos, surca ríos y trasciende generaciones, manteniendo viva la devoción a quien es considerada la gran protectora de los caminos de Colombia.