Con votaciones contundentes y un ambiente de expectativa frente a los desafíos legislativos que se avecinan, el Congreso de la República eligió este lunes a sus nuevos presidentes. El Senado estará encabezado por Lidio García Turbay (Partido Liberal), mientras que la Cámara de Representantes será dirigida por Julián López Tenorio (Partido de la U).
Ambos llegaron al cargo con respaldo amplio: García con 97 votos, y López con 104, reflejo de acuerdos políticos más pragmáticos que ideológicos.
Para Lidio García, no es un rol nuevo. Comunicador social de profesión y con seis periodos legislativos a cuestas, ya había ocupado esta silla entre 2019 y 2020. De perfil discreto y sin grandes controversias, es considerado un político de bajo ruido pero alta conexión con el expresidente César Gaviria, un factor que podría tensar su relación con el Ejecutivo. Sin embargo, desde el Ministerio del Interior aseguran que hay apertura al diálogo con él.
Al asumir la presidencia del Senado, García hizo un llamado a cerrar filas en torno a la institucionalidad:
“Lo hago en medio de una polarización profunda y grave que tiende amenazas sobre el orden, la institucionalidad y la vida misma”, declaró.
El momento más emotivo de su intervención fue cuando pidió dos minutos de aplausos por la salud del senador Miguel Uribe Turbay, actualmente en cuidados intensivos tras sufrir un atentado. El episodio sirvió como recordatorio del clima tenso que se respira dentro y fuera del Congreso.
La nueva mesa directiva del Senado se completa con Ana Paola Agudelo (MIRA) en la primera vicepresidencia y Ana María Castañeda en la segunda.
Por su parte, Julián López, representante por el Valle del Cauca, asumió la presidencia de la Cámara con un claro mensaje de respaldo al Gobierno. Hijo del exsenador José Ritter López —quien apoyó a Gustavo Petro en campaña—, Julián ha reiterado su voluntad de facilitar el trámite de iniciativas oficiales en la corporación.
La mesa de la Cámara se cierra con Juan Sebastián Gómez y Daniel Carvalho, elegidos como primer y segundo vicepresidente con 108 votos cada uno.
El nuevo liderazgo llega en un momento clave, con una agenda legislativa cargada y un país dividido. El reto será tender puentes donde hay fracturas y garantizar que el Congreso recupere su papel central en el debate democrático.