Tres destructores de la Armada de Estados Unidos —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson— avanzan desde la semana pasada hacia el Caribe con rumbo a aguas cercanas a Venezuela. La maniobra, revelada por la agencia Reuters, marca una nueva fase de presión del presidente Donald Trump contra el régimen de Nicolás Maduro y desató reacciones inmediatas en Caracas.
El mandatario venezolano respondió con un discurso desafiante. “No se atrevan, porque la respuesta podría ser el principio del fin del imperialismo norteamericano. Soy un hombre de paz, pero también un guerrero”, advirtió, al tiempo que anunció un plan para activar a más de 4,5 millones de milicianos.
El ELN, en la primera línea de defensa
Fuentes de inteligencia colombianas confirmaron que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) también entró en máxima alerta y reforzó su presencia en la frontera, particularmente en el Catatumbo y Arauca. De acuerdo con interceptaciones y reportes de agentes infiltrados, la guerrilla planea servir como “escudo” de Maduro en caso de una incursión militar estadounidense.
Según la información recopilada, el grupo armado ilegal ha incrementado su pie de fuerza con hombres reclutados en Colombia y Venezuela, incluso menores de edad, a quienes ofrecen pagos mensuales entre 1,5 y 2,5 millones de pesos, con bonificaciones para exmilitares o expertos en explosivos.
Alias Ricardo y alias Silvana Guerrero estarían al mando de cerca de 3.200 combatientes en la frontera binacional. Además, el ELN ha fortalecido su arsenal con drones cargados de explosivos, sistemas antiaéreos y túneles de cemento diseñados para resistir bombardeos.
Un ajedrez regional
El exministro de Defensa Diego Molano advirtió que el punto más vulnerable de Maduro no es la costa, sino la frontera con Colombia. “Esa es su obsesión: controlar el territorio binacional. Y Petro lo ha aceptado sin condiciones”, señaló.
Para el excanciller Julio Londoño Paredes, cualquier acción militar de EE. UU. tendría repercusiones inmediatas en Colombia. “Una intervención nos arrastraría a un conflicto de resultados impredecibles”, afirmó.
La oposición venezolana, por su parte, ve en la presencia naval un signo de esperanza. “Esas naves no salieron a ver delfines, salieron a cumplir una misión”, dijo el exalcalde Antonio Ledezma. Julio Borges agregó que “la presión internacional es clave para lograr la salida de Maduro, especialmente desde Colombia y Europa”.
Maduro en la mira de EE. UU.
La tensión aumentó tras la decisión de Washington de catalogar al Cartel de los Soles como organización terrorista y elevar a 50 millones de dólares la recompensa por Maduro, la cifra más alta ofrecida por un jefe de Estado en ejercicio en la historia de EE. UU.
Congresistas republicanos celebraron la medida. “Sus días están contados”, advirtió la representante María Elvira Salazar.
Mientras tanto, el régimen venezolano insiste en mostrar fortaleza, pero las divisiones internas y la creciente presión internacional alimentan la percepción de que, esta vez, la caída de Maduro podría estar más cerca que nunca.