En el fútbol, hay noches en las que no basta con jugar. Hay que sufrir, aguantar y, sobre todo, creer. Así fue la dramática clasificación del Junior de Barranquilla, que cayó 2-0 en los 90 minutos ante Atlético Cali, pero resucitó en los penales para sellar su paso a los cuartos de final de la Copa Colombia.
El Pascual Guerrero, casi vacío pero lleno de tensión, fue testigo de un partido que tuvo de todo: errores groseros, goles inesperados y un héroe improbable —Jefferson Martínez, el arquero tiburón que se puso la capa en el momento más oscuro.
Un primer tiempo sin sobresaltos… hasta que llegaron
El duelo comenzó con cierto aire de trámite. Atlético Cali tenía la pelota, pero no generaba peligro. Junior, por su parte, parecía tener controlada la serie. Pero a los 44 minutos, un error infantil del portero Jefferson Moreno dejó servido el gol para Junior Escobar, quien no perdonó. El 1-0 llenó el ambiente de dudas y cambió la narrativa.
El segundo golpe y el drama absoluto
En el complemento, el técnico Arturo Reyes movió el banco: entraron Yeison Suárez y Diego Mendoza en busca de oxígeno. Y aunque Junior tuvo sus momentos y hasta celebró un gol anulado a ‘Titi’ Rodríguez, la noche tenía más tensión reservada.
Fue Juan Arias, con un remate certero, quien firmó el 2-0 para los caleños. La serie, empatada 2-2 en el global, se iba a decidir desde los 11 pasos. Todo el esfuerzo, las rotaciones y el sufrimiento, reducidos a cinco disparos por lado.
Jefferson Martínez, el salvador
Y ahí apareció él: Jefferson Martínez, hasta entonces poco exigido, se convirtió en figura al atajar dos penales y darle vida a un Junior que parecía destinado al papelón. Los ejecutores rojiblancos no fallaron y sellaron la clasificación con un 4-1 que no refleja el calvario vivido.
Junior ya está entre los ocho mejores de la Copa, pero deja más dudas que certezas. El próximo rival saldrá entre Bucaramanga y América de Cali, donde los leopardos tienen ventaja mínima.
Una noche que comenzó tranquila terminó siendo otra historia de supervivencia para el tiburón. Porque en Junior, como en el fútbol, nada es fácil… pero todo es posible.