El reloj marcaba las 4:00 de la tarde del sábado, cuando el bullicio habitual del norte de Valledupar fue interrumpido por el estruendo seco de varios disparos. Frente al edificio Bambú Terra, en una zona residencial y tranquila, el ingeniero civil Andrés Amador García Rueda, de 47 años, cayó herido en medio de un presunto intento de atraco que pudo haber terminado en tragedia.
Andrés conducía su camioneta Toyota Prado TXL, placas NEQ 905, sin imaginar que era seguido. Según versiones preliminares, dos hombres en una motocicleta se le acercaron y lo chocaron levemente por detrás. La maniobra no parecía un accidente: era una trampa para hacerlo bajar del vehículo.
Lo que vino después fue un breve pero violento cruce de fuego. El ingeniero, al parecer armado, intentó defenderse. Los delincuentes no dudaron en disparar. Andrés recibió dos impactos de bala: uno en el abdomen y otro en el glúteo. Aun así, logró pedir auxilio.
Una ambulancia lo trasladó de urgencia a la clínica Erasmo, donde permanece bajo observación médica. Su estado es delicado pero estable, según fuentes médicas.
La Policía activó un Plan Candado que dio resultado: uno de los presuntos atacantes fue capturado y llevado a la URI para su identificación. Las autoridades revisan ahora las cámaras de seguridad del sector para esclarecer cómo se fraguó el intento de asalto, y si hay más personas implicadas.
Mientras tanto, en Valledupar, crece la preocupación por la escalada de violencia urbana que parece no dar tregua. Ni siquiera a plena luz del día. Ni siquiera a un ciudadano que volvía a casa.