Por: Yasher Bolívar Pérez
Después de una temporada llena de altibajos, el italiano Jannik Sinner volvió a sonreír en París. Con apenas 24 años, el tenista levantó su primer Masters 1000 de la capital francesa, tras vencer al canadiense Felix Auger-Aliassime en una final llena de intensidad y emociones. Su triunfo no solo le dio un nuevo título, sino también el regreso al número uno del tenis mundial, un lugar que había perdido hace menos de dos meses.
Sinner, que no cedió ni un solo set durante el torneo, escribió una página dorada en la historia del tenis italiano al convertirse en el primer jugador de su país en conquistar el famoso trofeo “Árbol de Fanti”. Lo hizo con la serenidad y el temple que lo caracterizan, demostrando que los tropiezos de este año —como su suspensión temporal y lesiones— no fueron más fuertes que su pasión y disciplina.
Con su quinto título de la temporada, el joven campeón cerró el año con una sonrisa y la promesa de seguir haciendo historia. “He aprendido a disfrutar incluso de los momentos difíciles”, dijo Sinner, emocionado, mientras sostenía el trofeo frente a un público que lo ovacionó por su fuerza, humildad y resiliencia.









