Por: Yasher Bolívar Pérez
La noche fue amarga para River Plate y, en especial, para los colombianos del equipo. En un Monumental lleno, el conjunto de Marcelo Gallardo volvió a tropezar al caer 0-1 frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata, profundizando una crisis que parece no tener fin. El tanto de Marcelo Torres, desde el punto penal, marcó la diferencia, pero el golpe más duro llegó en los minutos finales, cuando Miguel Ángel Borja desperdició la oportunidad de empatar el encuentro desde los doce pasos.
El delantero cordobés, que había ingresado en el segundo tiempo, se encontró con una gran atajada del arquero Nelson Insfrán, dejando al público en silencio y a River sumido en frustración. No fue una buena jornada tampoco para sus compatriotas: Juan Fernando Quintero volvió a ser sustituido tras un discreto rendimiento, mientras que Kevin Castaño sigue sin convencer en la mitad del campo. Los hinchas, entre la decepción y la nostalgia, recordaron mejores días del “Muñeco” Gallardo, hoy cuestionado por el bajo nivel del equipo.
Con esta derrota, River alcanzó una marca negativa que no se veía desde 1926: cuatro derrotas consecutivas como local. A una semana del superclásico contra Boca Juniors, el equipo llega golpeado, sin confianza y con la presión de recuperar su identidad. Las críticas crecen, pero también la esperanza de que el orgullo riverplatense resurja en el momento más necesario.
			
			



