Tras anunciar la compra de 17 aviones Gripen por $16,5 billones, el presidente Gustavo Petro aseguró que la empresa sueca Saab “compensará” la inversión con proyectos sociales: paneles solares para la costa, tecnología para el San Juan de Dios y plantas desalinizadoras en La Guajira.
Según el mandatario, el acuerdo con la compañía incluye compromisos para impulsar producción de paneles solares de última generación en Colombia, incluidos modelos flexibles diseñados para viviendas en las costas Caribe y Pacífica.“Compensa a Colombia por comprar armas y esa compensación es en lo social”, afirmó Petro, al destacar que la compra de los aviones permitirá desarrollar capacidades energéticas en territorios vulnerables y avanzar en la transición hacia energías limpias.
Equipamiento tecnológico para el San Juan de Dios
El Presidente también anunció que Saab aportará tecnología médica avanzada para el histórico Hospital San Juan de Dios, en Bogotá, como parte de un proceso para modernizar la red hospitalaria pública con estándares suecos.
Plantas desalinizadoras para La Guajira
Otro de los compromisos expuestos por el Gobierno es la continuidad en la construcción de plantas desalinizadoras en La Guajira, las cuales —según Petro— tendrían la capacidad de abastecer completamente la demanda de agua potable del departamento, una de las regiones más golpeadas por la crisis hídrica.
La compra militar más grande en décadas
El contrato firmado con Saab asciende a $16,5 billones (unos 4.387 millones de dólares) e incluye capacitación, mantenimiento y transferencia tecnológica para sustituir la flota de Kfir, utilizadas por más de 40 años por la Fuerza Aeroespacial Colombiana.
Pero la polémica no tarda en crecer.
¿Por qué un proyecto militar depende de “compensaciones sociales”?
¿Cuánto costarán realmente esos proyectos y quién los controlará?
¿Se justifica una compra de $16,5 billones cuando hay hospitales colapsados, regiones sin agua y crisis educativa?
Críticos señalan que estas “compensaciones” no sustituyen la inversión directa del Estado en energías limpias, salud y agua potable, y que la operación militar termina siendo más costosa que los beneficios ofrecidos.
Para muchos, el anuncio deja más preguntas que respuestas:
¿Es esta la modernización que necesita el país… o una compra militar maquillada con obras sociales?









