El aumento del nivel en el embalse del Guájaro, uno de los cuerpos de agua más grandes del departamento, ya empezó a inundar las calles en el corregimiento La Peña.
A pocos días de cumplirse 11 años de la tragedia del rompimiento del Canal del Dique en el Sur del Atlántico, el incremento en el nivel de las aguas del río Magdalena continúa en ascenso y despierta la preocupación en la comunidad de los municipios de esa zona del departamento.
Se trata de un fantasma, de una nueva inundación que ronda entre las poblaciones de esta zona, debido al aumento de los niveles del río Magdalena que de acuerdo con los datos suministrados en el punto de medición en la Estación de San Pedrito en Suán, el día anterior se tenía registro de 7 metros con 71 centímetros. Se confirmó que para este mismo período del año anterior el nivel estaba en 6 metros con 37 centímetros.

“El río tenía una semana de parálisis y crecía de 1 a 2 centímetros, pero de cuatro días para acá el río ha crecido de una forma acelerada y esto ha encendido las alarmas entre los habitantes del sur del Atlántico”, advirtió Gustavo de la Rosa, líder social de Suan, una de los municipios en riesgo.
La incertidumbre es aún mayor sí se tiene en cuenta que el Embalse del Guájaro, uno de los cuerpos de agua más grandes del Atlántico, ya sobrepasó su nivel y está inundando las calles del corregimiento La Peña, en Sabanalarga.
La subsecretaria de Gestión del Riesgo del Atlántico, Candelaria Hernández, aseguró que ya iniciaron trabajos y censos de familias que podrían ser evacuadas.
“En estos momentos el agua del embalse está en algunas calles del corregimiento y por parte de la secretaría se les entregaron algunos sacos para empezar a hacer los muros de contención para que la comunidad no se afecte”, informó Hernández.
Por su parte, el líder social del Sur del Atlántico, Gustavo De la Rosa, indicó que se siguen las labores de monitoreo permanente y reitera que se mantienen las esperanzas en que las obras realizadas después del año 2010 se mantengan fuertes y ayuden a contener la fuerza de las aguas.
Este año el invierno ya deja a más de 3.000 personas damnificadas en el Atlántico y las emergencias no paran.
En el municipio de Piojó, las intensas lluvias también ocasionaron el deslizamiento de tierra sobre varias viviendas y una de las vías de acceso a la población. Unas 12 familias debieron evacuar sus casas agrietadas ante el inminente riesgo de colapso, mientras que la vía permanece cerrada.
En el caso de Barranquilla, la alcaldía monitorea el nivel de las precipitaciones con pluviómetros que han sido instalados en las cinco localidades de la ciudad para identificar situaciones de riesgo ante las constantes lluvias.
A través de estos dispositivos se ha podido detectar que las lluvias de la última semana han sido las más fuertes del semestre, indicó el gerente de la Agencia Distrital de Infraestructura, Alberto Salah.