Los estudiantes con ganas de estudiar, deben hacerlo bajo un kiosco cercano, pues fueron expulsado del plantel cuando aparecieron los presuntos dueños del terreno.
En esta condiciones estos jóvenes reciben sus clases bajo el sol inclemente en una zona rural del municipio de Piojó, en el sur del Atlántico, todo, desde que hace cuatro años fueron expulsados del plantel porque aparecieron los presuntos dueños del lote, quienes reclamaron la propiedad.
Al respecto, se nos indicó que el terreno había sido donado por unas personas, sin embargo, después aparecieron los hijos de estas y sacaron a profesores y estudiantes.
Con el regreso a la presencialidad, para que pudieran continuar con sus estudios, les prestaron el kiosco de una finca, donde con esfuerzo cumplen sus jornadas académicas, integrándose los alumnos desde transición hasta quinto grado.
“A raíz que no hubo ningún acuerdo con la administración, nos tocó salir”, explicó el profesor de Ciencias Básicas, Thomás de la Hoz, quien además señaló que los alumnos de distintos grados, reciben clases juntos, bajo la modalidad “escuela nueva”, en la que todos los niños de primaria reciben sus clases en un solo espacio. Además, solo hay dos profesores, por lo que uno dicta clases de transición a segundo grado, y el otro de tercero a quinto.
Sumado a eso, la población estudiantil no tiene libros, porque no hay dónde guardarlos, tampoco tableros y únicamente están dotados con un computador que los mismos profesores puedan llevar.
Los niños no son incluidos en la sede principal del municipio porque sus padres no cuentan con recursos para trasladarlos hasta el lugar, que tampoco cuentas con vías de acceso en buenas condiciones, lo que dificulta aún más la movilidad.