Lo que alguna vez fue el Hospital Departamental de Sabanalarga, orgullo de la región por su capacidad y servicios, hoy lucha por sobrevivir en medio de una crisis administrativa y financiera que tiene a la comunidad en estado de alerta.
La historia, según líderes locales, comenzó hace un año, cuando la administración anterior —encabezada por la entonces gobernadora Elsa Noguera y la secretaria de Salud Alma Solano— entregó la gestión del centro a una empresa privada. Desde entonces, denuncian, la institución se ha reducido a lo que describen como “un simple puesto de salud”, incapaz de responder a las necesidades de más de medio millón de habitantes que dependen de sus servicios.
Hermes Castellano Solares, vocero de la mesa de trabajo creada para defender el hospital, asegura que el modelo de administración fracasó. “El déficit mensual ronda los 3.000 millones de pesos. Si esto sigue así, a fin de año podría superar los 200.000 millones. Hay trabajadores con hasta seis meses de salario atrasado”, afirmó.
En la última reunión, celebrada en la Casa de la Cultura, dirigentes cívicos, comunales, concejales y el alcalde de Sabanalarga acordaron exigir autonomía financiera y presupuestal, priorizar la contratación de personal local y garantizar una atención médica digna.
La mesa de trabajo anunció que este martes enviará cartas al presidente Gustavo Petro, al Ministerio de Salud, a la Gobernación del Atlántico y a los entes de control para pedir la intervención —e incluso la liquidación— de la ESE UNA. No descartan un paro cívico si no hay respuesta.
Otro señalamiento grave apunta a que los recursos generados por la ESE UNA se estarían utilizando para cubrir déficits de otros hospitales de la red, como los de Soledad y Nazareth, lo que agrava la crisis local.
“Necesitamos que los medios nacionales y regionales vean con sus propios ojos lo que está pasando aquí. No podemos dejar morir nuestro hospital”, concluyó Castellano.