Con 200 empleos directos y una inversión de $37.947 millones, el Muelle 1888 ha tejido en un año una historia de desarrollo, turismo y cultura en Puerto Colombia.
Su homenaje vivo a la migración, sumado a una arquitectura icónica y una oferta gastronómica variada, proyecta al Atlántico como destino obligado del Caribe colombiano.
El municipio de Puerto Colombia está de fiesta. El Centro Gastronómico Internacional Muelle 1888 celebra su primer aniversario como uno de los proyectos más emblemáticos para la proyección turística, cultural y económica del Atlántico.
Desde su apertura el 9 de agosto de 2024, ha atraído al menos 900.000 visitantes, genera 200 empleos directos y registra ventas por $13.000 millones, según informó el operador Puerta de Oro. De esta manera, Muelle 1888 dinamiza la economía local y proyecta al municipio como un referente de turismo en la región Caribe.
Ubicado en el Malecón del Mar, este espacio fusiona la gastronomía internacional con el patrimonio histórico y cultural de Puerto Colombia. Su diseño arquitectónico, inspirado en el estilo antillano y la temática naval, evoca la grandeza del muelle original de 1888, una obra de ingeniería que fue puerta de entrada de miles de migrantes y motor del desarrollo económico y social del Atlántico.
“Ha sido un año de alegría y transformación para Puerto Colombia. Este lugar no solo es un punto de encuentro, sino también un recordatorio del papel de los migrantes en nuestra historia. Además de su valor simbólico, el centro se ha convertido en una herramienta estratégica para dinamizar el turismo en el departamento, atrayendo visitantes durante todo el año”, destacó el gobernador Eduardo Verano.
La riqueza gastronómica del Muelle 1888 es un homenaje a las culturas que forjaron la identidad del Atlántico. Aquí conviven la tradición italiana, la sazón árabe, la frescura mediterránea, la innovación de la coctelería de autor y las raíces caribeñas, ofreciendo a los visitantes una experiencia que va más allá de lo culinario.
“Queremos mostrar toda la cultura que ha llegado a Puerto Colombia desde el muelle: las tradiciones de los italianos con las pastas, los franceses con su moda y perfume, la tecnología de los alemanes, y todo eso lo tenemos concentrado aquí en el Muelle 1888”, agregó Verano.
El impacto económico también ha sido notable. La secretaria de Desarrollo Económico, Marisabella Romero, resaltó que el Muelle 1888 representa un hito para la economía y gastronomía de nuestro departamento. “Este proyecto impulsa el mercado laboral y, con la apertura en pleno de todos los locales comerciales, lograremos ventas anuales por $19.000 millones, fortaleciendo la economía del Atlántico”, proyectó la funcionaria.
Con una inversión de $37.947 millones por parte de la Gobernación del Atlántico, el Muelle 1888 se proyectó desde su concepción como un motor de desarrollo regional. Hoy, a un año de su inauguración, sus cifras avalan la visión de convertirlo en un destino turístico de talla internacional.
El Muelle 1888 no es un proyecto aislado. Hace parte del macroproyecto turístico Malecón del Mar, que integra la recuperación de playas, la creación del Mercado Sazón Atlántico y la oferta de espacios para la cultura y el comercio local, fortaleciendo el tejido empresarial y turístico de Puerto Colombia.
Además de su valor arquitectónico y gastronómico, el Muelle 1888 ha sido diseñado como un lugar inclusivo y accesible, con rampas, escaleras mecánicas y zonas amplias que facilitan la movilidad de todos los visitantes. Sus “puntos para fotos” se han convertido en un imán para turistas y en una herramienta de promoción orgánica en redes sociales.
El desafío para los próximos años será consolidar su operación, ampliar su oferta culinaria y cultural, y garantizar que la experiencia de los visitantes mantenga altos estándares de calidad, seguridad y servicio. La articulación con la comunidad y el sector privado será clave para potenciar su sostenibilidad a largo plazo.
A un año de su apertura, el Muelle 1888 es más que un centro gastronómico: es un símbolo de identidad, un homenaje a la historia migratoria del Atlántico y un puente que conecta el pasado con el presente para proyectar un futuro de crecimiento, inclusión y orgullo regional.