El Museo del Atlántico se convierte en escenario de reflexión y creación con la muestra itinerante ‘Raíces y Horizontes’, Diálogos de la Memoria y el Territorio, una propuesta artística impulsada por 10 jóvenes talentos del programa de Artes Plásticas de la Universidad del Atlántico quienes, desde sus procesos académicos, desarrollan una mirada crítica y sensible sobre el entorno, la identidad y el medio ambiente.
Esta actividad hace parte de la programación académica que viene desarrollando el área de Artes Plásticas de la Secretaría de Cultura y Patrimonio Departamental de manera articulada con Bellas Artes, como parte del compromiso institucional de promover el arte joven, la memoria cultural y el respeto por el entorno natural.
La muestra recorre distintos espacios del Atlántico, Magdalena y Bolívar.
A través de técnicas como el dibujo, la pintura, la fotografía y los medios audiovisuales, los artistas emergentes exploran temas como la herencia familiar, la relación entre la mujer y el paisaje, el vínculo con la agricultura, y los procesos de resistencia y búsqueda de identidad.
“‘Raíces y Horizontes’ se presenta como una plataforma que invita a cuestionar la vida cotidiana y los espacios que habitamos. A lo largo de su recorrido, propone reflexionar sobre cómo el entorno influye en nuestra forma de vivir, actuar e intervenir en el ecosistema. La muestra también plantea una mirada crítica sobre el impacto ambiental, la urgencia del desarrollo sostenible y la responsabilidad individual y colectiva frente a la naturaleza”, explicó Valeri Alarcón, artista emergente y coordinadora de la exhibición artística.
Manifestó que, desde una visión contemporánea, los artistas reconstruyen la memoria para conectar con espacios olvidados, resignifican el territorio y reimaginan los paisajes urbanos, donde lo natural y lo estético se entrelazan.
La coordinadora departamental del Área de Artes Plásticas, Ana Barragán, resaltó el compromiso y la sensibilidad de los nuevos talentos participantes en ‘Raíces y Horizontes’, una iniciativa que surge gracias al trabajo articulado entre la administración departamental y los municipios, con el liderazgo de la Gobernación del Atlántico.
“Es muy valioso ver cómo estos jóvenes artistas, desde sus propios lenguajes, rescatan la memoria, reinterpretan lo cotidiano y mantienen viva la tradición plástica de la Región Caribe. Su trabajo no solo fortalece nuestra identidad cultural, sino que también abre camino a nuevas formas de expresión”, afirmó la funcionaria de la Secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico.
DESDE SUS RAÍCES
Los jóvenes artistas emergentes destacan que esta exposición, nacida del compromiso con el arte y el cuidado del medio ambiente, es una experiencia significativa para quienes ven en el arte una forma de transformar la sociedad, reflexionar sobre la cultura y defender el territorio.
La artista emergente, Ilang Ilang Urueta, explicó que su obra refleja una mirada crítica y poética sobre los pisos y baldosas de Barranquilla, elementos cotidianos que considera cargados de memoria, historia e identidad. A través de su propuesta, invita a reflexionar sobre lo que muchas veces parece superficial, pero que en realidad revela desigualdades sociales, raíces culturales y significados profundos. “Mi trabajo busca sensibilizar sobre lo popular, el origen y el estatus, y transformar lo banal en una experiencia significativa”.
En el caso de Duván Farías Ferrer, artista emergente de Barranquilla, su obra nace de una serie de estudios pictóricos sobre el bosque seco tropical, con énfasis en el Bosque de Cucamba, ubicado en el municipio de Tubará. A través de su investigación, explora las relaciones entre el ser humano y el ecosistema, utilizando materiales propios del territorio para resignificarlos desde el arte. En esta propuesta trabajó con arcilla, un elemento fundamental del paisaje, que empleó como recurso pictórico y de texturas para reinterpretar el entorno.
Emilio José Ripoll Díaz, artista barranquillero, con su obra ‘Reliquias del olvido’, a través de la fotografía retrata la fauna que habitaba la zona de manglar entre Puerto Velero y Puerto Colombia, al visibilizar el impacto ambiental en esta reserva natural conocida como Balboa. Su obra busca generar conciencia sobre la pérdida ecológica y la necesidad de proteger estos ecosistemas olvidados.
Galapa hace presencia con Andrea Carolina Chica Bermúdez y su obra ‘Memoria sumergida.’ A través de hojas de plátano impresas con luz solar, la obra narra historias de memoria y resistencia. Refleja la fragilidad del territorio frente a las inundaciones y rinde homenaje a los campesinos, como su abuelo, que vuelven a sembrar a pesar de las pérdidas.
María Fernanda Molina Marioti, artista emergente de Barranquilla, presenta su obra ‘Abonando esperanzas’, un proyecto ecológico y comunitario usa el arte para restaurar espacios urbanos contaminados en barrios y colegios de Barranquilla. A través de talleres, niños y jóvenes trabajan con papel reciclado, tintas naturales, semillas y compostaje, explorando formas creativas de cuidar el planeta y reconectarse con la naturaleza.
Daniela Ester Velilla Gómez llega desde Cartagena, Bolívar, con su obra ‘Donde el río toca la piel’. Un trabajo audiovisual grabado en Guachaca, Magdalena, muestra a una mujer que se baña en el río como un acto íntimo y ancestral. A través de esta escena, la artista reflexiona sobre la conexión profunda entre el cuerpo femenino y la naturaleza. “El río no es solo agua: es hogar, cuidado y memoria”, dijo la artista.
Álvaro Llanes Castro, desde Aracataca, Magdalena, trae su obra ‘Bajo la piel ceniza’. Una serie de fotos en blanco y negro muestra los pies de su mamá y su abuela, como un homenaje a sus raíces y a la historia que han dejado. Los bordes quemados de las imágenes hablan del paso del tiempo y de lo que, aunque parece perdido, sigue presente. Es una forma de recordar con cariño y dar valor a lo que viene de la familia.
María Gabriela Mojica Silvera, artista barranquillera, con su obra ‘Gráfica y letras del territorio’, la artista usa palabras y dibujos para mostrar formas distintas de ver y sentir los lugares que se habitan. “Mi obra invita a observar los detalles que a veces pasan desapercibidos, y a pensar en cómo el arte puede ayudarnos a entender mejor nuestro entorno”.
David Murillo Rodríguez, el barranquillero que con su obra ‘Incrustaciones de la realidad’, explora el paisaje urbano y la memoria arquitectónica a través del caminar como método de diálogo con el entorno. A partir de la observación de baldosas hidráulicas, se generan matrices gráficas con composiciones abstraídas de la realidad, impresas mediante gofrado —que genera relieves sin tinta—. El resultado: imágenes que capturan fragmentos de una realidad local en transformación.
La exposición ‘Raíces y Horizontes’ estará abierta al público en el Museo del Atlántico hasta el próximo 10 de junio, con entrada libre. Los visitantes podrán recorrerla en los horarios de 8:00 a. m. a 11:00 a. m. y de 2:00 p. m. a 4:00 p. m.
