Nuevamente y como si fuera costumbre, se dan cita los pandilleros para hacer de las suyas en la calle Murillo, exactamente a la altura del centro comercial Metrocentro, donde apenas se divisan los unos y los otros, comienza la otra lluvia, la de piedras y palos.
Fue tan intensa la lluvia de piedras y elementos contundentes que todos los vehículos debieron detenerse antes de pasar frente al centro comercial para evitar tanto daños materiales como personales.
Los comerciantes de la zona están cansados y a pesar de las múltiples peticiones para estas situaciones en medio del inviernos, comentan que “no han surtido efectos y quedan en el ´buzón de recibido´, sin acciones preventivas” , sostuvo uno de los habitantes viendo cómo se cerraba el comercio para prevenir además de daños, saqueos por el caos que se registra con estos desmanes.
Nuevamente la comunidad del sector hace el llamado a la Alcadía Distrital y la Policía Metropolitana de Barranquilla para tomar cartas en el asunto y atender sus requerimientos.