En el corazón del centro de Barranquilla, en una zona popularmente conocida como El Boliche, la celebración se convirtió en tragedia. Lo que parecía ser una tarde común terminó con siete personas muertas y varias más luchando por su vida tras consumir licor artesanal, elaborado de forma casera y sin ningún tipo de control sanitario.
Las alarmas se encendieron cuando, uno tras otro, comenzaron a llegar pacientes a los hospitales del distrito con síntomas graves: dificultad para respirar, alteración del estado de conciencia, convulsiones y dolor abdominal. Algunos ya no tenían signos vitales. El saldo, confirmado hasta ahora, es devastador: siete muertos —cuatro en centros médicos del Distrito y tres encontrados sin vida por la Policía en la vía pública— y varios pacientes en estado crítico.
“No es licor adulterado, es licor artesanal”, aclaró la secretaria de Salud Distrital, Stephanie Araujo, quien encabeza la respuesta sanitaria a la emergencia. A diferencia de los productos falsificados que imitan marcas legales, este licor fue preparado de forma casera, probablemente sin medidas básicas de higiene ni control sobre los ingredientes.
Araujo explicó que fue el sistema de salud del Distrito quien recibió la primera alerta. “Desde la red de IPS comenzaron a ingresar pacientes con síntomas compatibles con intoxicación por una sustancia desconocida. Inicialmente reportamos tres fallecidos, luego confirmamos uno más en la red, y la Policía Nacional reportó tres cuerpos más encontrados en la calle”, precisó.
Los pacientes que sobrevivieron al primer impacto del tóxico fueron trasladados a unidades de cuidados intensivos, donde permanecen bajo estricta vigilancia médica. Mientras tanto, se recolectan muestras de sangre y restos del licor para confirmar la sustancia exacta que causó la intoxicación. Aunque aún no hay confirmación oficial, las sospechas apuntan al metanol, una sustancia tóxica presente en muchos licores caseros.
La tragedia también expone un problema de fondo: el consumo frecuente de licor de procedencia dudosa en sectores vulnerables, donde la informalidad muchas veces es la única alternativa. Aunque las autoridades aseguran que ya están en marcha operativos de inspección y vigilancia, la reacción llega tarde para las víctimas de El Boliche.
La Secretaría de Salud, en conjunto con la Secretaría de Gobierno, la Policía y otras autoridades, ha iniciado una investigación para ubicar el origen exacto de la bebida y cerrar los puntos de venta ilegales. “Hacemos un llamado urgente a la ciudadanía: no consuma licor sin registro sanitario. Verifique que la botella esté sellada, con estampilla, sin turbidez en el líquido. Su vida puede depender de eso”, advirtió Araujo.
La ciudad está de luto. Lo que parecía una celebración dejó sillas vacías, familias devastadas y una lección que no debería olvidarse: el alcohol barato puede salir demasiado caro.