Richard Díaz, agente interventor de Coolechera, no dejó que un mensaje intimidatorio lo desviara de su tarea. La tarde anterior, alguien intentó amedrentarlo con una advertencia directa: “No se dañe la vida, sabemos para dónde va”.
El objetivo era claro: frenar la firma del plan de recuperación de la histórica cooperativa láctea, que atraviesa uno de los momentos más decisivos de sus 92 años de historia. Díaz no olvida que en el pasado la empresa estuvo salpicada por presuntas intromisiones de grupos armados ilegales, pero insiste en que este episodio no lo hará retroceder.
Hoy, contra viento y marea, pondrá su rúbrica en el documento que busca garantizar la estabilidad de miles de familias: productores, trabajadores y asociados. Su lema lo resume todo: “Coolechera por 92 años más”.
Mientras las autoridades investigan quién está detrás de la amenaza, desde sectores sociales y gremiales se ha levantado una ola de respaldo al proceso, con un mensaje tan simple como firme: la recuperación de Coolechera no se negocia.