Cientos de pasajeros vivieron momentos de frustración y retraso en el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz luego de que el vuelo AV8529 de Avianca, con destino a Bogotá, fuera cancelado por seguridad tras sufrir un impacto de ave que afectó una de sus turbinas.
El incidente, ocurrido en la noche del lunes 2 de junio, obligó a la aerolínea a cancelar el vuelo para proteger la integridad de los pasajeros y la tripulación. Aunque los viajeros fueron reubicados en otros vuelos según disponibilidad, muchos expresaron su inconformidad por los reiterados cambios de horario, ya que el vuelo, inicialmente programado para las 7:11 p. m., fue modificado en al menos tres ocasiones antes de su cancelación definitiva.
Los reclamos no tardaron en hacerse visibles en redes sociales, donde los usuarios exigieron mejores protocolos y mayor comunicación por parte de la aerolínea y de la terminal aérea.
Problema recurrente
Este tipo de situaciones no son nuevas en el aeropuerto de Barranquilla. Varios pasajeros han advertido sobre la presencia constante de aves en las inmediaciones del Cortissoz, las cuales son atraídas, en parte, por la falta de control ambiental y la presencia de carroña cerca de la terminal.
La preocupación cobra mayor sentido si se tiene en cuenta que, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), el 90 % de los choques entre aves y aeronaves ocurren durante los despegues o aterrizajes, precisamente en zonas cercanas a los aeropuertos.
Hasta el momento, ni Avianca ni la administración del aeropuerto se han pronunciado oficialmente sobre este nuevo caso, que vuelve a poner en el centro del debate la seguridad operacional y ambiental del Cortissoz.