En medio del caos vehicular que caracteriza el suroccidente de Barranquilla, una estructura clave para la movilidad metropolitana parece estar escribiendo, en silencio, el guion de una tragedia anunciada. Se trata del puente de la Cordialidad, una obra construida hace más de 40 años que hoy muestra signos visibles y alarmantes de deterioro.
A pesar de ser una arteria fundamental que conecta a Barranquilla con municipios como Galapa, Baranoa, Sabanalarga y el centro del Atlántico, el puente sufre un abandono técnico que amenaza no solo la infraestructura, sino también la vida de quienes lo cruzan a diario.
Un diagnóstico contundente: el puente está fallando
Tras una inspección técnica realizada recientemente por la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, se emitió un informe en el que se concluye que el puente presenta múltiples afectaciones estructurales:
Grietas visibles en losas y juntas.
Capa de rodadura totalmente deteriorada.
Erosión progresiva en los taludes de la oreja sur-occidental.
Filtraciones subterráneas.
Daños causados por el desbordamiento del arroyo que pasa por debajo de la estructura.
Pero quizá lo más preocupante es la carga permanente que se ejerce sobre la plataforma del puente por parte de buses intermunicipales, que lo utilizan como paradero improvisado.
“Este tipo de estructuras no están diseñadas para soportar pesos fijos durante tiempos prolongados. Un bus detenido sobre el tablero no solo genera una carga puntual peligrosa, sino que acelera el deterioro y, además, produce trancones kilométricos”, advirtió el ingeniero Néstor Escorcia, presidente de la Sociedad.
Conductores y comunidad: entre huecos, trancones y miedo
El testimonio de los ciudadanos coincide con las advertencias técnicas. Para quienes habitan o transitan por la zona, el estado del puente ya es una fuente de angustia cotidiana.
Shanis de la Rosa, habitante del sector, trabaja del otro lado del puente y lo cruza a diario:
“Esto es un caos. Hay huecos arriba, huecos abajo, el puente está agrietado. Yo he visto cómo la gente se cae en moto. Un compañero de trabajo falleció hace unos meses por culpa del mal estado de la vía. Esto no puede seguir así”, denunció.
Mientras tanto, el adulto mayor Luis Alberto Hernández, quien asegura haber presenciado la construcción original del puente, señala con resignación:
“Esto está parchado por todos lados. Vienen, le toman fotos, ponen un poco de cemento donde se ve peor y se van. Nada serio. Lo que hay es abandono”.
La alerta institucional: ¿esperando el colapso?
Desde la Alcaldía de Galapa, el alcalde Fabián Bonett también ha sonado las alarmas. Aunque el puente está oficialmente en jurisdicción de Barranquilla, para Galapa es una vía fundamental por la que diariamente transitan miles de personas y vehículos.
Bonett explicó que su administración ha enviado múltiples solicitudes formales al Instituto Nacional de Vías (Invías), incluyendo informes técnicos y participación en mesas con funcionarios de la entidad.
“Nos dijeron que el proyecto ya fue estructurado, y que en este segundo semestre se subirá a la plataforma SECOP para su licitación. Pero necesitamos hechos, no promesas”, insistió.
El mandatario fue más allá al advertir que las filtraciones de agua están comprometiendo los cimientos del puente, una situación que, de no atenderse, podría desencadenar una tragedia similar a la ocurrida con el puente peatonal de Soledad, que colapsó dejando víctimas y caos.
Medidas urgentes y recomendaciones técnicas
El informe técnico de la Sociedad de Ingenieros propone una serie de intervenciones inmediatas, que van desde el mantenimiento correctivo hasta la solución hidráulica del arroyo:
Reposición del pavimento dañado en el tablero.
Rehabilitación de juntas, barandas y losas agrietadas.
Obras de contención para evitar erosión en los taludes.
Implementación de un sistema de cámaras de fotodetección para evitar el parqueo de buses.
Solución estructural definitiva al comportamiento del arroyo.
“Esto es urgente. No se puede seguir parchando el puente. Requiere una intervención seria, planificada y sostenida. Hay riesgo para la infraestructura, pero también para vidas humanas”, remató el ingeniero Escorcia.
¿Y el Invías?
Al cierre de este reportaje, el Instituto Nacional de Vías (Invías) no ha emitido un pronunciamiento oficial actualizado sobre la fecha de contratación ni sobre el alcance definitivo del proyecto que, según lo anunciado, ya estaría estructurado.
Lo cierto es que el puente sigue ahí, soportando más peso del que fue diseñado para cargar, recibiendo más lluvias que mantenimiento, y siendo testigo silencioso de la indiferencia institucional.
Una bomba de tiempo en plena vía
Cada día que pasa sin intervención, el puente de la Cordialidad se convierte en una bomba de tiempo sobre la que miles de personas caminan, ruedan y viven. La advertencia está hecha. Los informes existen. Las voces comunitarias lo gritan. Solo falta la acción.
Porque cuando el concreto hable, ya será demasiado tarde.