El escándalo de los abusos sexuales de miembros de la Iglesia católica a menores de edad, que ha salido a la luz en varios países con cifras y testimonios escabrosos, también tiene un capítulo aún muy desconocido en Colombia.
La agencia de noticias AFP le siguió la pista a uno de los casos más graves revelados hasta ahora en el país, que involucra a 38 presuntos agresores en Villavicencio.
Hasta el 2019 todo eran rumores, o mejor, secretos a voces, pero ese año, por pedido del papa Francisco, el obispo Óscar Urbina recibió el encargo de indagar sobre los eventuales abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
El prelado se apoyó en la exfiscal Olga Cristancho y en Socorro Martínez, exfuncionaria de la Procuraduría con experiencia en investigación de masacres.
Las indagaciones empezaron a dar frutos e identificaron a al menos 20 víctimas. No obstante, las investigadoras se alejaron del obispo Urbina, con la sospecha de que encubría a los religiosos. Por eso, se lanzaron a averiguar más por su cuenta.
Entre muchos otros hallazgos, Cristancho y Martínez obtuvieron el testimonio de una víctima, que les contó cómo los sacerdotes se la rotaban desde que tenía 15 años.
“Con un santo y seña que era un CD, mandaba un sacerdote a ese muchacho donde otro sacerdote, le decía ahí le mando ese CD, pero ese era como ahí le mando a ese muchacho que usted puede hacerle alguna propuesta indecente a él y la va a aceptar”, indicó la exfiscal Olga Cristancho.