Un giro impactante en uno de los casos más notorios de violencia en la región, el exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, conocido como ‘Jorge 40’, admitió su participación en el asesinato del profesor universitario Roque Morelli Zárate, ocurrido el 5 de septiembre de 2002 en Santa Marta.
Durante una diligencia de indagatoria ante la Fiscalía, Tovar Pupo, aunque señaló que el ejecutor directo del homicidio fue alias ‘Hernán Giraldo’, asumió la responsabilidad como autor mediato. En ese momento, ‘Jorge 40’ se desempeñaba como segundo comandante del Bloque Norte de las Autodefensas, con autoridad sobre quienes perpetraron el acto violento.
“Yo le solicito a la señora fiscal acogerme a la figura de sentencia anticipada y a los beneficios a que haya lugar, por el hecho en donde resultó dado de baja para nosotros, Roque Morelli Zárate”, expresó Tovar Pupo ante las autoridades.
En un testimonio que ha dejado atónitos a muchos, el exjefe paramilitar reveló que el modus operandi de los paramilitares consistía en asesinar a personas que, según sus informaciones de inteligencia, estaban vinculadas a la guerrilla, sin importar su ocupación o profesión.
Este caso, que ha mantenido en vilo a la comunidad de Santa Marta durante años, ha estado relacionado con acusaciones contra el actual gobernador del departamento, Carlos Caicedo. Durante varios años, se mantuvo abierta una investigación en su contra, alegando que, siendo rector de Unimagdalena en ese momento, habría proporcionado a los paramilitares una lista de docentes supuestamente relacionados con la guerrilla, lo que resultó en sus asesinatos.
Sin embargo, recientemente, varios exparamilitares retractaron estas afirmaciones, sugiriendo que supuestos adversarios políticos de Caicedo, particularmente miembros del Clan Cotes, habrían instado a los exparamilitares a implicar al actual gobernador en estos hechos.
Este nuevo giro en el caso de Roque Morelli Zárate arroja luz sobre una historia largamente controvertida y plantea nuevas interrogantes sobre la verdad detrás de estos terribles acontecimientos. La comunidad de Santa Marta y la sociedad en general esperan con atención los futuros desarrollos de este caso, que sigue siendo de gran relevancia en la región.