La violencia en Colombia volvió a captar la atención mundial tras los atentados ocurridos el jueves en Amalfi (Antioquia) y Cali (Valle del Cauca), hechos que dejaron al menos 18 personas muertas y decenas de heridos entre civiles y uniformados.
El primer ataque, con un dron cargado de explosivos, tuvo como blanco un helicóptero de la Policía que transportaba agentes en labores de erradicación de cultivos ilícitos en Amalfi. Según las autoridades, doce uniformados murieron en el hecho. Horas más tarde, un camión bomba explotó cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez en Cali, causando graves daños, caos en la zona y numerosas víctimas.
El presidente Gustavo Petro responsabilizó al Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las FARC, y calificó los hechos como una “reacción terrorista” a la ofensiva militar en el Cañón del Micay, en Cauca. El EMC, liderado por alias Iván Mordisco, mantiene presencia en varias regiones del país y ha intensificado sus acciones armadas en los últimos meses.
La magnitud de los atentados fue tal que los principales medios internacionales destacaron lo ocurrido en sus portadas. La BBC tituló: “Un atentado con explosivos contra una base militar y el derribo de un helicóptero dejan al menos 18 muertos y decenas de heridos en Colombia”. Sky News informó: “Al menos 17 muertos en Colombia después de un ataque con carro bomba y a un helicóptero”, mientras que The Washington Post registró: “Camión bomba y helicóptero derribado en Colombia deja al menos 13 muertos”.
Otros medios como Al Jazeera, CNN, El País y El Español también difundieron titulares similares, resaltando la crudeza de los hechos y la vigencia de los grupos disidentes de las FARC.
La gravedad de la situación generó llamados a la acción. Diversos sectores políticos exigieron al Gobierno medidas más contundentes frente a los grupos armados ilegales. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), por su parte, advirtió que en 2024 el conflicto armado colombiano alcanzó su punto más crítico desde la firma del acuerdo de paz de 2016, y alertó que 2025 podría convertirse en el año con las peores condiciones humanitarias de la última década.