En una movida que sorprendió por su rapidez, la Cámara de Representantes aceptó este miércoles el texto de la Reforma Laboral aprobado por el Senado, despejando así un camino que parecía estancado y llevando la iniciativa del Gobierno a las puertas de su aprobación definitiva.
El proceso de conciliación, que se anticipaba como un nuevo campo de batalla legislativa, se resolvió en cuestión de horas. La decisión fue respaldada por la representante María Fernanda Carrascal, del Pacto Histórico, quien celebró que el Senado hubiera acogido más del 85 % del articulado trabajado por la Cámara durante dos años de discusiones.
“Decidimos acoger el texto del Senado porque revertió varios artículos que eran muy regresivos”, explicó Carrascal, subrayando que la versión final mejora puntos sensibles del proyecto.
Juan Camilo Londoño, también conciliador por la Cámara, reforzó el mensaje de unidad: “El Senado reconoció nuestro trabajo, fue fundamental para alcanzar consensos”, afirmó, en lo que parece un intento por reducir tensiones entre las dos corporaciones.
La decisión ofrece un respiro al Gobierno Petro, que se encontraba contra las cuerdas tras el nombramiento de conciliadores poco afines a la reforma por parte del Senado: Juan Samy Merheg (Partido Conservador) y Carlos Abraham Jiménez (Cambio Radical). Este último incluso amenazó con dejar caer la iniciativa si no se mantenía el texto del Senado: “Por mí que esto se caiga”, dijo antes del acuerdo.
Ahora, los equipos técnicos del Congreso trabajan contrarreloj para redactar el informe de conciliación, radicarlo y cumplir con el requisito de publicidad antes del 20 de junio, fecha límite del actual periodo legislativo.
“Estamos casi, casi”, dijo Carrascal, con un optimismo que contrasta con el pesimismo de semanas anteriores. Si todo marcha como está previsto, la Reforma Laboral podría convertirse en ley antes de que termine la legislatura, marcando un punto clave para la agenda del Gobierno.