La Fiscalía General de la Nación reveló detalles estremecedores sobre el asesinato de ocho líderes sociales y religiosos cuyos cuerpos fueron hallados en una fosa común en zona rural de Calamar, Guaviare. De acuerdo con el fiscal delegado para la criminalidad organizada, Raúl González, las víctimas fueron obligadas a cavar su propia tumba antes de ser ejecutadas por integrantes del frente Armando Ríos de las disidencias de las Farc, bajo órdenes de alias ‘Iván Mordisco’.
“Fueron obligados a cavar su propia fosa antes de ser ejecutados por presuntos vínculos con el ELN, acusación sin sustento alguno según la investigación en curso”, señaló González en diálogo con Blu Radio.
Las víctimas fueron identificadas como Jesús y Carlos Valero, Marivel Silva, Maryuri Hernández, Isaid Gómez, Óscar Hernández, Nixon Peñaloza Chacón y James Caicedo, quienes en su mayoría provenían de Arauca y se habían asentado en la región en busca de mejores oportunidades.
“Eran familias campesinas que buscaban dónde hacer una nueva vida (…) Predicaban en espacios comunitarios, no era una gran iglesia, pero tenían un liderazgo fuerte entre los suyos”, indicó el fiscal, aclarando que, en la paranoia criminal de los disidentes, creyeron que las víctimas estaban vinculadas con el ELN, lo cual carece de pruebas.
Según la investigación, dos de las víctimas fueron citadas inicialmente por los disidentes en la vereda Agua Bonita Media y, tres días después, se convocó a los otros seis con el pretexto de verificar supuestos vínculos con el ELN. Sin embargo, tras ser interrogados, fueron asesinados.
La Fiscalía logró ubicar la fosa gracias a la captura de un integrante del frente Armando Ríos, al extraer de su celular imágenes y secuencias fotográficas que permitieron ubicar el lugar de inhumación y corroborar los hechos.