Documentos reservados apuntan al general Federico Mejía por presuntos nexos con el narcotráfico y el uso irregular de aeronaves oficiales en una operación para liberar a un traficante de cocaína.
Nuevos señalamientos ponen al brigadier general Federico Mejía en una delicada situación. El primero se relaciona con la captura, el traslado en helicóptero y la posterior liberación –por orden suya– de un hombre que transportaba droga. El segundo surge de un informe de contrainteligencia que cuestiona sus actuaciones. Esta es la información que SEMANA revela en exclusiva.
En un delicado documento se plantea que el general Mejía, como comandante del Comando Específico del Cauca (Cecau), ordenó la liberación y traslado en helicóptero de un sujeto que había sido capturado con pasta de base de cocaína. La situación fue tan grave que el caso llegó a la Fiscalía Especializada contra el Narcotráfico de Popayán, Cauca. Allí, el oficial que hizo la denuncia relató que el comandante del Cecau, general Federico Mejía, le ordenó mediante llamada telefónica liberar al sujeto.

En la denuncia en poder de SEMANA se lee que el oficial que acudió a la Fiscalía contó cómo se presentaron los hechos. Narró que en el corregimiento de El Plateado, en Argelia, Cauca, la compañía Centurión, en la vereda El Diamante, capturó a un hombre que se movilizaba en una moto con 4,5 kilos de pasta base de coca. “Se informa al comando del batallón y este a su vez informa al comando de la brigada”, dice el denunciante. El Ejército coordinó con la Fiscalía para judicializar al individuo y se estableció la extracción en un helicóptero militar.
“El comando del Cecau coordinó una aeronave (helicóptero) con la Davaa (División de Asalto Aéreo) que se encontraba en Cali para reintegrar al sujeto en la vereda El Diamante en las mismas condiciones en las que se capturó, incluso con el material incautado”, señala la denuncia que está en poder de la Fiscalía 52 de Popayán.
En el documento de siete páginas, el denunciante, un oficial del Ejército, entregó fotos en las que se ve el momento de la captura, la moto en la que se movilizaba el sujeto, su traslado a la base militar en Popayán en un helicóptero del Ejército y posteriormente a la vereda El Diamante, también en helicóptero.
Asimismo, hay imágenes de la liberación. Pese a la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia, centrada en la política antidrogas del presidente Gustavo Petro,
SEMANA conoció que el comandante del Ejército, general Emilio Cardozo, fue informado de la orden de liberación impartida al hombre capturado en flagrancia con pasta base de cocaína el pasado 19 de octubre.
En un informe, el general Federico Mejía, excomandante de la Tercera División del Ejército en el Cauca, explicó que la decisión de liberar al sujeto se había impartido para evitar una asonada de 200 personas contra el Ejército. La determinación de no judicializar al capturado por delitos de narcotráfico se produjo en el marco de la polémica operación Perseo, que, según el Ministerio de Defensa, ha sido presentada como un éxito en el Cauca.
Es de anotar que para la época que el general Mejía ordenó la liberación del capturado, el 31 de enero del 2024, el comandante de la Fuerzas Militares era el general Helder Giraldo y el comandante del Ejército era el general Luis Mauricio Ospina. El general Emilio Cardozo, asumió como comandante del Ejército el 28 de mayo del 2024, meses después de haber ocurrido el cuestionable episodio.

En la misión de trabajo conocida como Delfos 135, la contrainteligencia militar le advirtió al Ejército sobre algunos hallazgos contra el coronel Mejía cuando era comandante de la Brigada 22, en el departamento del Guaviare. En el reporte secreto conocido en exclusiva por SEMANA, los agentes de contrainteligencia indicaron que, de acuerdo con fuentes humanas, el coronel Mejía había empleado una estrategia militar que despertaba alertas.
Operaciones selectivas
“Desde que el coronel Federico Mejía llegó como comandante de la BR22, este solo lanza operaciones contra la estructura primera del grupo armado organizado residual (GAO), mientras que las operaciones sobre la estructura séptima del GAO son nulas”, señala la información de contrainteligencia militar sobre dos estructuras que forman parte de los escuadrones de Iván Mordisco.
En otro aparte del documento, se indica sobre el general Mejía: “Este oficial por su cargo maneja muchas situaciones que se observan irregulares en lo concerniente al control de la extracción de madera, lo cual produjo deforestación en una gran extensión de bosque”.
La información de contrainteligencia forma parte de una investigación en la que se mencionan oficiales por cuestionadas actividades y civiles que sirven como presuntos testaferros de las disidencias de las Farc.

En otro documento en poder de SEMANA, se observa cómo, por recomendación del entonces coronel Federico Mejía, el contratista Rojas obtuvo un permiso para porte de armas de fuego. En el documento requerido para la expedición del permiso de porte de armas de fuego se lee que el postulado, Ramón Rojas, señaló como referencia militar al comandante para ese momento de la Brigada 22, coronel Mejía.
Con la mencionada referencia, el entonces comandante de la Cuarta División, general Javier Alonso Díaz Gómez, autorizó el porte de armas al contratista recomendado. Los documentos a los que tuvo acceso SEMANA pertenecen a una investigación que adelantaba la contrainteligencia militar por presuntas irregularidades que se venían cometiendo en unidades militares con la expedición de permisos para el porte de armas.
En la misión de trabajo Delfos 135, en la que aparece el coronel Mejía, también figura el general Díaz Gómez. Sobre él, una fuente humana entregó información a contrainteligencia militar con supuestos nexos del entonces comandante de la Cuarta División con un presunto narcotraficante de la zona de apellido Carranza.
El documento Delfos 135 asegura: “Se logra tener conocimiento sobre las posibles reuniones clandestinas adelantadas por el señor brigadier general Javier Alonso Díaz Gómez, comandante de la Cuarta División del Ejército, con el presunto narcotraficante Carranza, en una finca de propiedad de este sujeto”.
Además, el informe indica que el supuesto enlace entre el general Díaz y Carranza sería un capitán de apellido Isaza. Incluso la contrainteligencia militar entregó el siguiente reporte en la operación Delfos 135:
“Se toma contacto con fuente humana, quien suministró información de interés conducente a los posibles vínculos ilegales con GAO residual frente Séptimo que, al parecer, tendrían el señor brigadier general Javier Alonso Díaz Gómez y el señor coronel Federico Alberto Mejía Torres”. En diálogo con SEMANA, el contratista Ramón Rojas negó los nexos con alias Gentil Duarte y atribuyó los señalamientos a personas que quieren desprestigiarlo.

En cuanto al general Mejía, aunque dijo que no lo conocía personalmente, sino por medios de comunicación, no descartó que él, por ser comandante de brigada, haya tenido algo que ver con la expedición de su permiso para portar armas de fuego.
La operación Delfos 135, además, indica que “se conoció mediante fuente humana sobre la posible fuga de información y vínculos con GAO-r estructura Séptimo del señor coronel comandante de BR-22”. “Asimismo, este oficial estaría facilitando a la organización ilegal que opera en el departamento del Guaviare la realización de actividades de minería ilegal sin ejercer ningún tipo de control. Cabe resaltar que, al parecer, dichas conductas y operaciones ilícitas serían de pleno conocimiento del brigadier general Javier Alonso Díaz Gómez”, añade la misión de contrainteligencia militar.
Sin embargo, el Ejército, pese a contar con la delicada información, la pasó por alto y ordenó el ascenso del coronel Mejía al rango de general, y las polémicas actuaciones no han cesado.
Operación contaminada
SEMANA reveló que la Fiscalía investiga a militares bajo la jurisdicción del general Federico Mejía, aliados presuntamente con la Segunda Marquetalia en la operación Perseo, de la que también formó parte el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, cuando se desempeñaba como comandante del Comando de Operaciones Especiales (Ccoes) de las Fuerzas Militares.
En la denuncia, militares habrían narrado cómo la Segunda Marquetalia de Iván Márquez habría ayudado al Ejército con logística para que las tropas pudieran avanzar por el cañón del Micay para combatir al ELN y las disidencias de alias Calarcá. Ahí no paran las polémicas en torno del brigadier general Federico Mejía, actual candidato al rango de mayor general. La Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia abrió indagación en su contra por la presunta comisión del delito de concierto para delinquir.
SEMANA reveló la presunta alianza de militares bajo el mando del general Federico Mejía como comandante de la Tercera División del Ejército con civiles armados en Ortega, Cauca. En videos quedaron registrados los patrullajes conjuntos entre uniformados y personas armadas, que revivieron escenas del pasado, cuando las autodefensas sellaron una alianza con oficiales y altos mandos militares.
Tras el expediente revelado por SEMANA, el general Mejía negó vínculos con grupos criminales: “Mi trayectoria operacional se ha caracterizado por acciones ofensivas sostenidas contra estructuras del narcotráfico y las disidencias”. Respecto al caso de Ramón Rojas, indicó que otorgar el permiso de porte de armas corresponde “exclusivamente a la Séptima Brigada, a través del almacén de Indumil, y a la Jefatura de Control y Comercio de Armas”.









