Durante el funeral de Miguel Uribe Turbay, su viuda, María Claudia Tarazona, lanzó un emotivo mensaje de gratitud, fe y llamado a la paz, asegurando que la violencia que le arrebató la vida a su esposo y a otras víctimas no puede quedar en vano.
Tarazona recordó los dos meses que Miguel permaneció en cuidados intensivos tras el atentado, agradeciendo al equipo médico, familiares y amigos que lo acompañaron durante su lucha: “Lucharon a su altura, lo dieron todo”, afirmó, destacando a los doctores Joaquín, Carrizoza, Ordóñez, Rosero, Salamanca, Armanza, Reyes, Viviana, y a otros profesionales y personal de enfermería.
Con voz firme y cargada de emoción, la viuda resaltó la fortaleza espiritual que encontró en ese tiempo: “Recibí a Dios en mi corazón y me preparé para el momento más desgarrador de mi vida. La resistencia de Miguel fue la muestra de amor más grande hacia mí”, expresó.
María Claudia también rememoró la vida personal y profesional de Miguel Uribe: músico, campeón de golf y ajedrez, matemático, humanista y estadista, dedicado a su familia y a sus hijastras, y comprometido con la educación y el bienestar de su hijo Alejandro. “Soñaba con no perderse un minuto de la vida de Alejandra”, dijo.
En un mensaje a la ciudadanía y a los políticos, Tarazona destacó el legado de Miguel en la política decente, basada en principios y valores, y pidió continuar su camino de justicia y paz: “Rechazo cualquier palabra de violencia, de odio o de venganza hacia la muerte de Miguel. Los buenos somos más, el bien siempre prevalecerá”.
Finalmente, prometió criar a Alejandro y a las niñas en un entorno sin odio, cumpliendo la voluntad de su esposo: “Te voy a amar cada día de mi vida”, concluyó, cerrando una despedida marcada por el amor, la fe y el compromiso con un país sin violencia.