Nilson de Arco no es un nombre ajeno para quienes trabajan por los derechos humanos en el Caribe colombiano. Su voz, firme y constante, ha estado al frente de causas sociales, de denuncias por abusos y de la defensa de quienes no tienen otra protección más que el respaldo de las organizaciones civiles. Hoy, esa voz lucha por no apagarse.
El líder social se encuentra en estado crítico tras recibir múltiples impactos de bala en medio de una reunión en el barrio Los Campanos, al suroccidente de Barranquilla. Uno de los disparos le atravesó el cuello. Sobrevivió al ataque, pero permanece bajo pronóstico reservado, a la espera de la valoración de un neurocirujano.
“El disparo tuvo orificio de entrada y salida. Dentro de lo malo, eso nos da esperanza”, relató Kevani de Arco, integrante del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos. Aunque comparten apellido, no tienen parentesco. Lo que sí comparten es la convicción de que Nilson fue atacado por su labor como defensor de derechos humanos.
Amenazas ignoradas
Nilson había denunciado amenazas con anterioridad. La alerta fue puesta en conocimiento de la Fiscalía y de la Policía. Pero, como en tantos otros casos, no hubo seguimiento, ni respuestas, ni medidas de protección. Esa denuncia, reveló Kevani, hoy forma parte de las investigaciones, pero los detalles se mantienen bajo reserva por seguridad de la familia y de las organizaciones.
“Lamentablemente, lo que hoy vive Nilson no es un hecho aislado. La violencia contra defensores se ha incrementado en el Atlántico y muchas veces no pasa nada hasta que ya es tarde”, lamentó Kevani.
Un territorio hostil para los defensores
El caso de Nilson se suma a un contexto preocupante. Aunque no hay cifras consolidadas para 2025, organizaciones como Fundesos y el mismo Comité han tenido que movilizar a por lo menos tres líderes sociales en lo corrido del año debido a amenazas directas. El patrón se repite: hostigamientos, silencio institucional y atentados.
El Comité insiste en que la vida y la labor de las y los defensores de derechos humanos deben ser protegidas de manera efectiva. “Hoy pedimos no solo justicia por Nilson. Pedimos garantías reales para que otros no corran la misma suerte”, concluyó Kevani.
Llamado urgente
La comunidad de derechos humanos en Colombia ha elevado un llamado al Gobierno Nacional y a las entidades de justicia: que se esclarezcan los hechos, se identifiquen a los responsables y se brinden medidas urgentes de protección a quienes siguen alzando la voz por los derechos colectivos, en un país donde hacerlo sigue costando caro.