Ucrania consiguió recuperar la iniciativa en la guerra con su sorpresiva incursión en Rusia lanzada hace dos semanas, pero el éxito de esa arriesgada jugada es sumamente incierto.
Ucrania, que resiste con grandes dificultades desde hace meses al avance de tropas rusas en el este y el sur del país, tomó a todos por sorpresa, incluso a sus aliados.
La incursión traslada por primera vez desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania en febrero de 2022 los enfrentamientos al territorio ruso.
Kiev afirma que tomó 1.250 km2 y 92 localidades de la región rusa de Kursk.
Moscú, por su parte, asegura a menudo “repeler” los asaltos de Kiev.
Los objetivos de Ucrania
Estados Unidos indicó al día siguiente del inicio de la ofensiva en Kursk que esperaba información de Ucrania sobre sus objetivos. Desde entonces, Kiev dio algunas precisiones.
“Ucrania no tiene la intención de ocupar territorios rusos”, afirmó la semana pasada el asesor presidencial ucraniano Mijaílo Podoliak.
Pero controlar esos territorios puede servir para obligar a Rusia a sentarse a la mesa de negociaciones, apunta el asesor, agregando: “Con nuestras condiciones”.
Se trata de “una jugada para intercambiar, llegado el caso, la zona conquistada por otros territorios ucranianos” tomados por Rusia, estimó Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES), un centro de reflexión basado en la ciudad francesa de Toulon.