Por: Yasher Bolívar Pérez
El Junior volvió a sonreír. Después de dos derrotas consecutivas en casa, el equipo rojiblanco consiguió un respiro con la victoria 1-0 frente a Alianza FC en Valledupar, un resultado que devuelve la calma y renueva la ilusión de clasificación. Alfredo Arias, su entrenador, no ocultó la satisfacción: sabe que más allá de los tres puntos, el triunfo representa un punto de inflexión en un tramo decisivo del torneo.
El técnico uruguayo explicó que el plan no fue buscar el lucimiento, sino el equilibrio. Reconoció que el equipo sacrificó la posesión del balón para priorizar la seguridad defensiva, un ajuste táctico que permitió mantener el arco en cero por primera vez en varios encuentros. “En otros partidos dominamos la pelota y generamos mucho, pero perdimos. Hoy decidimos ser más cautos y funcionó”, resumió el estratega, al tiempo que destacó el orden mostrado por sus jugadores frente a un rival que, según él, “juega mejor de lo que indican sus puntos”.
Más allá de lo táctico, Arias subrayó la fuerza simbólica de la hinchada que viajó hasta Valledupar y transformó el estadio en una extensión del Metropolitano. “Es admirable ver a tanta gente apoyando a cinco o seis horas de Barranquilla. Este triunfo también les pertenece”. Con tono reflexivo, el técnico reconoció que su equipo atraviesa una etapa exigente, con lesiones y presiones acumuladas, pero insistió en mirar hacia adelante. “En un torneo tan parejo, ganar hoy era vital. Nos da un tubo de oxígeno para seguir compitiendo y prepararnos con todo para lo que viene: el duelo por la clasificación ante América”.