Por: Yasher Bolívar Pérez
El FC Barcelona ha dado el primer golpe del mercado de verano al ejecutar la cláusula de rescisión de Joan García, portero del Espanyol, por 25 millones de euros. La operación, confirmada por fuentes del club y pendiente de validación por LaLiga, convierte al arquero de 24 años en el primer refuerzo oficial del proyecto 2025-26, y deja claro que el club busca renovación profunda en una posición históricamente estable, pero hoy marcada por la incertidumbre.
García, uno de los porteros más destacados de la última Liga (líder en paradas y exigido como pocos) llega al Barça tras una temporada brillante que atrajo el interés de varios clubes de la Premier League. Pero fue el plan deportivo del conjunto culé el que terminó seduciéndolo. Firmará hasta 2031 y su arribo supone un claro mensaje: hay vida más allá de Ter Stegen. El alemán, de 33 años, viene de una campaña interrumpida por lesión y, aunque ha manifestado su intención de seguir, su rol como titular absoluto empieza a tambalear.
Con Iñaki Peña aún en plantilla y Wojciech Szczesny pendiente de renovación, Hansi Flick tendrá un rompecabezas de alto nivel bajo los tres palos. La apuesta por Joan García no es solo estratégica por edad y rendimiento, sino también simbólica: fichar al mejor jugador del eterno rival en su puesto es un movimiento que eleva tensiones en la ciudad y reconfigura la competencia interna. La portería del Barça, tradicional bastión de estabilidad, entra en una nueva etapa: más joven, más discutida, más disputada.