Por: Yasher Bolívar Pérez
Camilo Vera, el joven cucuteño de 18 años, sorprendió al escenario internacional al conquistar dos medallas de oro en el Mundial Juvenil de Gimnasia Artística celebrado en Manila. Su impecable ejecución en barras paralelas y barra fija reveló un dominio técnico que lo sitúa, desde ya, entre las promesas más sólidas de la gimnasia colombiana. La actuación, celebrada incluso por la Federación Internacional de Gimnasia, dejó claro que su ascenso no es fruto de la casualidad, sino de un proceso riguroso y sostenido.
En barra fija, Vera se atrevió a desplegar una combinación de altísima dificultad —Cassina–Kolman— rematada con un double-twisting double layout que lo llevó a obtener 14.566 puntos, la nota más alta del torneo masculino. En barras paralelas, compartió el liderato con el japonés Nao Ojima tras recibir 13.833 puntos, un empate que más que igualar cifras, igualó ambiciones y nivel técnico. Su participación, marcada por la audacia y la precisión, consolidó su presencia en un podio donde también figuraron atletas de Estados Unidos y China.
Más allá de los puntajes, lo que emerge es el temple de un deportista consciente de sus límites y decidido a superarlos. Vera reconoció que no había logrado completar la combinación decisiva en rondas previas, pero se exigió para hacerlo en el momento crucial. Dedicó sus triunfos a su familia, a su entrenador y a quienes han acompañado su proceso, subrayando que detrás del brillo de sus rutinas hay años de disciplina meticulosa. Su doble oro, más que un registro para la estadística, es un anuncio claro: la gimnasia colombiana tiene en él una voz potente, capaz de desafiar, inspirar y abrir camino.









