Por: Yasher Bolívar Pérez
David Alonso volvió a demostrar que los sueños también se conquistan con paciencia y temple. El piloto colombiano, campeón de Moto3 en 2024, alcanzó su primera victoria en la categoría de Moto2 tras imponerse en el Gran Premio de Hungría. Desde la octava posición en la parrilla, protagonizó una remontada impecable que lo llevó a liderar en la última vuelta, superando a rivales con más experiencia y demostrando que la bandera tricolor también puede flamear en lo más alto del motociclismo mundial.
La carrera en Balaton Park fue un pulso de resistencia y estrategia. Mientras Diogo Moreira y Manuel González parecían definir el duelo en la punta, Alonso fue recortando distancias vuelta tras vuelta, aprovechando errores y manteniendo la concentración en los momentos más tensos. Cuando el cronómetro entró en su cuenta final, el colombiano se lanzó al ataque con la frialdad de un veterano, adelantó con autoridad y defendió su posición hasta ver la bandera de cuadros, escribiendo así una página inédita para el deporte nacional.
Más allá de los puntos y las estadísticas, esta victoria tiene un peso simbólico enorme: es la confirmación de que Colombia puede ser protagonista en un escenario donde históricamente ha tenido poca presencia. A sus 19 años, David Alonso se convierte no solo en un referente deportivo, sino en un símbolo de inspiración para nuevas generaciones de pilotos que ven en él la posibilidad de abrir camino en un deporte dominado por europeos. Hungría quedará en la memoria como el lugar donde comenzó su leyenda.