Por: Yasher Bolívar Pérez
Kevin De Bruyne provocó una auténtica revolución en su arribo a Italia este jueves. El mediocampista belga, uno de los referentes indiscutibles del Manchester City en la última década, aterrizó en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, para realizar los exámenes médicos previos a su fichaje por el Napoli. A sus casi 34 años, llega como agente libre para integrarse al actual campeón del fútbol italiano, despertando un entusiasmo desbordado entre los hinchas napolitanos.
La escena en la clínica Villa Stuart fue una postal del fervor del sur de Italia: decenas de seguidores lo esperaron con camisetas, pancartas y celulares en alto. El fichaje, que se venía gestando desde la consagración del Napoli en mayo, toma forma definitiva tras el cierre del ciclo internacional de De Bruyne con Bélgica, donde acaba de disputar dos partidos rumbo al Mundial 2026. Todo indica que firmará por dos temporadas con opción a una tercera, y percibirá una prima cercana a los 10 millones de euros.
Su incorporación, más allá del simbolismo, responde a una ambición clara: consolidar al Napoli en la élite europea. De Bruyne, campeón de Champions y motor del juego del City, representa experiencia, jerarquía y visión. Antonio Conte contará así con un líder natural en el mediocampo, y Aurelio De Laurentiis con un golpe de mercado que refuerza la narrativa del club como un actor serio del continente. Un fichaje que no solo sacude Italia: reconfigura el mapa futbolístico.