Por: Yasher Bolívar Pérez
El Bayern de Múnich ha vuelto a lo más alto del fútbol alemán. Tras un año de hegemonía del Bayer Leverkusen, el gigante bávaro se proclamó campeón de la Bundesliga 2024-2025, beneficiado por el empate del conjunto de Xabi Alonso ante el Friburgo. Con dos jornadas aún por disputar, el título quedó sellado de forma matemática: el equipo dirigido por Vincent Kompany lidera la tabla con una ventaja inalcanzable de ocho puntos, en una campaña marcada por la solidez y la regularidad que le permitió imponerse incluso sin depender de sus propios resultados en la recta final.
Este campeonato marca un hito importante para el técnico belga Kompany, quien obtiene su primer título al mando del club muniqués. En un año de transición y renovación, el Bayern solo ha sufrido dos derrotas en 32 partidos, reafirmando su dominio en la liga pese a las decepciones sufridas en la Copa de Alemania y la Champions League. El mérito del título radica también en la resistencia mostrada durante los tramos más exigentes del torneo, donde supieron mantener la constancia frente a un Leverkusen que empezó arrollador, pero terminó cediendo terreno.
Pero si hay un nombre que resuena con especial fuerza tras esta consagración, es el de Harry Kane. El delantero inglés rompe, al fin, la racha de años sin levantar un solo trofeo, pese a su brillante trayectoria goleadora con el Tottenham y la selección inglesa. Su llegada al Bayern fue interpretada como una apuesta por los títulos, y ahora esa promesa se concreta con el primer trofeo de su carrera profesional. Para Kane, este título no es solo una medalla más: es la redención de una carrera marcada por esfuerzos individuales no siempre correspondidos por el colectivo. Hoy, el “9” británico celebra no solo con goles, sino también con gloria.