Por: Yasher Bolívar Pérez
El fútbol argentino está de luto. Miguel Ángel Russo, actual entrenador de Boca Juniors y una de las figuras más queridas del balompié sudamericano, falleció este lunes a los 69 años. El técnico, que había superado un cáncer de próstata en 2018, atravesaba en los últimos meses un delicado cuadro de salud y permanecía bajo internación domiciliaria por recomendación médica.
Russo, que dirigió a Boca en tres etapas, había mostrado un visible deterioro físico en las últimas semanas, lo que lo obligó a delegar las tareas del equipo a su asistente Claudio Úbeda. Su estado se agravó a principios de septiembre, tras una infección urinaria y un cuadro de deshidratación que comprometieron aún más su salud. A pesar de haber recibido el alta médica, no logró recuperarse completamente.
Durante su extensa carrera, Miguel Ángel Russo dejó una huella imborrable en clubes como Estudiantes de La Plata, donde fue ídolo como jugador, Vélez Sarsfield, Rosario Central, Racing, San Lorenzo y Boca Juniors, con el que conquistó la Copa Libertadores 2007 junto a Juan Román Riquelme. También fue campeón del Clausura 2005 con Vélez, de la Copa Argentina 2018 con Rosario Central y de la Superliga 2020 con Boca.
Respetado por su serenidad, ética y estilo trabajador, Russo fue mucho más que un técnico exitoso: fue un hombre que dignificó el fútbol argentino, ganándose el cariño de hinchas, colegas y jugadores por igual. Su legado, dentro y fuera de la cancha, quedará grabado como el de un verdadero caballero del deporte.