Por: Yasher Bolívar Pérez
Tras casi once meses de ausencia por una grave lesión de ligamentos, Jermein Zidane Peña volvió a vestir la camiseta de Junior con una convicción renovada. Su reaparición fue más que una recuperación física; fue un proceso personal de transformación que, como él mismo lo describe, le permitió reencontrarse con la humildad y con una versión más serena de sí mismo, dentro y fuera del campo.
En diálogo con El Heraldo, el defensor samario expresó que, aunque su estilo aguerrido se mantiene intacto en la cancha, ha dejado atrás actitudes impulsivas y prepotentes que no desea seguir alimentando. Reconoce la responsabilidad que tiene como referente de los jóvenes y valora la importancia de dar ejemplo, no solo por lo que representa para la hinchada, sino también para su propio crecimiento como profesional.
Peña, quien ahora porta el dorsal 98 con un significado espiritual personal, se siente parte de un Junior que respira ambiente de campeón. Bajo la dirección de Alfredo Arias y junto a figuras como Javier Báez y Teófilo Gutiérrez, el central espera consolidarse de nuevo y, eventualmente, abrir paso a una oportunidad internacional. Con madurez, ilusión y una fuerte autocrítica, Jermein Zidane Peña inicia una nueva etapa en su carrera.