Por: Yasher Bolívar Pérez
Por primera vez desde 1979, el destino de los Lakers de Los Ángeles dejará de estar en manos de la familia Buss. El equipo será vendido al empresario Mark Walter, actual propietario de los Dodgers, en una operación valorada en 10.000 millones de dólares, según confirmaron medios estadounidenses como ESPN y The Athletic. Aunque la familia mantendrá una participación minoritaria del 15 %, este movimiento marca un hito sin precedentes en la industria del deporte global.
La decisión, que ha generado reacciones diversas en la NBA, deja a Jeanie Buss, hija del mítico Jerry Buss, como gobernadora de la franquicia, al menos de manera nominal. Walter, por su parte, no es un desconocido en el mundo del baloncesto: ya era accionista minoritario del equipo desde 2021, y con esta compra se convierte en su nuevo dueño mayoritario. Su llegada implica una inyección de capital e intenciones claras de mantener la competitividad de una franquicia histórica que atraviesa una etapa de transición tanto en lo deportivo como en lo institucional.
La magnitud del acuerdo no solo rompe récords financieros, sino que reconfigura las dinámicas de poder en la NBA. “Los fanáticos de los Lakers deberían estar extasiados”, declaró Magic Johnson, ídolo de la franquicia y copropietario de los Dodgers, al destacar que Walter “pondrá los recursos necesarios para ganar”. El desenlace aún está en desarrollo, pero desde ya queda claro que el legado Buss cede el paso a una nueva era en la historia del equipo más laureado de California.