Por: Yasher Bolívar Pérez
LeBron James ya forma parte de la historia eterna del baloncesto. El astro de Los Ángeles Lakers fue incluido en el Salón de la Fama del Baloncesto Naismith Memorial junto al “Equipo Redentor” de Estados Unidos, que conquistó el oro olímpico en Pekín 2008 y marcó un antes y un después en el básquet internacional.
El hecho es único: James y Chris Paul se convierten en los primeros jugadores activos de la NBA en recibir esta consagración. El equipo que los acompañó en aquel verano inolvidable, integrado también por Carmelo Anthony, Dwight Howard y con el liderazgo espiritual del fallecido Kobe Bryant, queda inmortalizado como símbolo de redención tras la decepción olímpica de 2004.
Aunque su inducción individual llegará tras el retiro, la ceremonia anticipa lo que será un homenaje inevitable a una de las carreras más grandes de todos los tiempos: máximo anotador histórico de la NBA, cuatro títulos y cuatro premios MVP. James aprovechó el momento para honrar a Kobe, recordando su influencia en la conquista de la medalla dorada. Con este paso, “El Rey” refuerza un legado que ya trasciende el deporte y lo coloca como figura inmortal del baloncesto mundial.