Por: Yasher Bolívar Pérez
Kawhi Leonard convirtió la noche en Detroit en una declaración de autoridad individual: 55 puntos que no solo marcaron su récord personal, sino que devolvieron a Los Angeles Clippers una narrativa competitiva tras semanas de irregularidad. Más allá del marcador, la actuación de Leonard —completa, física y mentalmente dominante— expuso las grietas recientes de unos Pistons que, aunque líderes del Este, atraviesan un tramo de dudas que empieza a reflejarse en su consistencia defensiva y en la gestión de los momentos críticos.
En Oklahoma City, el Thunder respondió con carácter a una racha inusual de derrotas. Tras un primer tiempo tenso y equilibrado, el equipo aceleró en la segunda mitad y dejó claro por qué es uno de los proyectos más sólidos de la temporada. La madurez colectiva, encabezada por Chet Holmgren y Shai Gilgeous-Alexander, mostró que las caídas previas no habían erosionado la confianza, sino que funcionaron como un punto de inflexión para reafirmar su identidad competitiva.
Los Lakers, por su parte, también encontraron alivio en casa tras días de cuestionamientos internos y públicos. La victoria ante Sacramento fue menos un triunfo táctico y más una reacción emocional y de liderazgo, con Luka Doncic y LeBron James asumiendo el peso del momento. En una temporada marcada por la presión constante, Los Ángeles entendió que, a veces, ganar es también recomponer el ánimo y recuperar el control del relato.









