Por: Yasher Bolívar Pérez
El estreno de Boca Juniors en el Mundial de Clubes 2025 tuvo sabor a revancha y resignación. Cuando parecía que el cuadro argentino tejía una victoria de alto vuelo ante el Benfica, los veteranos campeones del mundo Ángel Di María y Nicolás Otamendi truncaron el sueño. Con goles en momentos estratégicos, sellaron el empate 2-2 en un vibrante encuentro disputado en el Hard Rock Stadium de Miami, dejando a Boca con la obligación de puntuar frente al implacable Bayern Múnich.
El conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo sorprendió con un arranque fulminante: Miguel Merentiel marcó el primero tras un centro raso de Lautaro Blanco y Rodrigo Battaglia amplió la ventaja de cabeza tras un tiro de esquina. Pero antes del descanso, Di María descontó desde el punto penal y, ya en el segundo tiempo, Otamendi igualó con un cabezazo letal, aprovechando la desventaja numérica de su equipo. Boca terminó también con diez tras la expulsión directa de Jorge Figal y perdió por lesión y roja a Ander Herrera, sumando dos bajas sensibles para el choque ante los bávaros.
Pese al sabor amargo del empate, el juego dejó señales tácticas positivas para el Xeneize, que, respaldado por una hinchada inquebrantable en las gradas, mostró orden, intensidad y capacidad de daño en transición. Benfica, guiado por el talento intacto de Di María y el despliegue por izquierda del joven Álvaro Carreras, confirmó su jerarquía en un grupo que no concede margen de error.