La ex boxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras (47) murió luego de estar internada durante 15 días tras sufrir un ACV isquémico.
“Locomotora”, que había sido electa convencional constituyente por Santa Fe, estuvo internada en el hospital José María Cullen de la capital provincial, donde el diagnóstico fue que tuvo “un ACV isquémico, que le provocó la pérdida de movilidad en todo el hemicuerpo izquierdo, además de un síndrome confusional”.
A raíz de eso, en los últimos días crecieron las búsquedas acerca de qué es un ACV como el que sufrió la Oliveras.
Qué es un ACV
El accidente cerebrovascular se produce por alteraciones en la circulación sanguínea cerebral.
Alrededor de 9 de cada 10 son de tipo isquémico, que ocurren cuando se bloquea el flujo sanguíneo en un vaso que conduce al cerebro, ya sea por coágulos o placas. Menos frecuente, poco prevenible y de peor pronóstico es el tipo hemorrágico, causado por la ruptura de algún vaso del cerebro.
“Cuando las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas por el daño vascular dejan de funcionar, se producen los síntomas. Estos pueden ser permanentes (ACV) o breves (accidente isquémico transitorio o AIT)”, explican desde el Centro Integral de Neurología Vascular de FLENI.
Un ataque cerebrovascular (ACV) puede marcar un antes y un después en la vida de una persona y/o de su entorno.
No solo porque la pone en riesgo (es la tercera causa de muerte en el país, en 2020 produjo casi 23 mil fallecimientos), sino porque puede dejar secuelas que afecten la calidad de vida y la autonomía de quien lo sufre (es la principal causa de discapacidad).
ACV: factores de riesgo
Si bien algunos factores de riesgo de ACV no pueden modificarse, la mayoría de los ACV (entre el 80% y 90%) están vinculados a factores de riesgo que se encuentran en preocupante ascenso pero que pueden modificarse y reducir así las chances de sufrirlo.
Entre los que no pueden modificarse se incluyen la edad (el riesgo de sufrir un ACV se duplica cada década a partir de los 55 años), el historial de eventos cardiovasculares (infarto o ACV) en familiares jóvenes, o el haber tenido un ACV o AIT previo.
Los factores de riesgo sobre los que sí se puede intervenir son los mismos que amenazan al corazón y a la salud en general, porque se asocian también al desarrollo de otras enfermedades.

El más importante es la hipertensión arterial, seguido por el tabaquismo, el colesterol elevado, la diabetes, arritmias como la fibrilación auricular, el exceso de peso asociado a mala alimentación y sedentarismo, la apnea del sueño y el consumo de drogas.
Cómo prevenir un ACV
Esos factores que incrementan el riesgo de sufrir un ACV pueden reducirse o controlarse a través de la incorporación o mantenimiento de un puñado de hábitos.
✓ Conocé y controlá tu presión arterial.
✓Si fumás, dejá el cigarrillo
✓Conocé y controlá tu nivel de colesterol
✓ Si tenés diabetes, seguí las recomendaciones médicas para controlar la glucemia.
✓ Si tomás alcohol, que sea con moderación. Si no tomás, no empieces.
✓ Hacé ejercicio físico en forma regular.
✓ Elegí llevar una dieta baja en sal, grasas y azúcar.
✓ Si tenés fibrilación auricular, cumplí con el tratamiento indicado.
✓ También si tenés trastornos circulatorios que incrementen el riesgo de sufrir un ACV.
Factores de riesgo como la hipertensión, diabetes y el colesterol elevado se identifican a través de controles de salud de rutina.
Síntomas de ACV
La aparición repentina de uno o más de estos síntomas implica una urgencia médica:
✓Dificultades en la motricidad o en la sensibilidad, generalmente de una mitad del cuerpo .
✓Dolor de cabeza súbito y muy intenso
✓Alteración del habla o del lenguaje
✓Problemas en la visión
✓Pérdidas de la coordinación y/o equilibrio
✓Alteración de capacidades cognitivas y/o cambios emocionales
“Afortunadamente, por medio del reconocimiento temprano de los signos y síntomas de un ACV y la búsqueda inmediata de atención médica, se pueden reducir considerablemente la mortalidad y la discapacidad a largo plazo e iniciar un tratamiento preventivo efectivo para evitar que éste se repita”, destacan desde FLENI.
Y subrayan que “aún ante la resolución de los síntomas se debe consultar en forma urgente, ya que, durante los primeros días luego del evento, el riesgo de recurrencia es alto“.
Cómo actuar frente a un ACV
“El ACV es una emergencia médica tan grave como el infarto cardíaco o el traumatismo grave. Actuar con velocidad salva vidas”, enfatizan desde la iniciativa Angels, que lleva adelante la campaña Actuá con Velocidad.
“Todos pueden ayudar a una persona que está sufriendo un ACV reconociendo los síntomas y llamando inmediatamente al servicio de emergencias (107 o número de emergencias de su obra social o prepaga), indicando su sospecha de que puede tratarse de un ACV”, sostienen.
Desde la campaña Actuá con Velocidad insisten en la concientización para el reconocimiento rápido de tres síntomas de alarma clave que requieren un llamado inmediato al Servicio de Emergencia. Esos signos son: desviación de la boca, dificultad en el habla, falta de fuerza en brazos y/o piernas.
“El ACV es una patología tiempo dependiente, y actuar con velocidad es clave para reducir la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad. Cada 30 minutos un paciente que pudo haber sido salvado muere o queda permanentemente discapacitado porque no recibió el tratamiento específico en el tiempo necesario y en un centro preparado para el manejo del ACV”, concluyen.