Por: Yasher Bolívar Pérez
Tras los hechos violentos ocurridos en el partido frente a Once Caldas, la directiva de Unión Magdalena anunció la prohibición del ingreso de sus barras al estadio Sierra Nevada de Santa Marta. La decisión, que afecta directamente a grupos como ‘Hinchada del Ciclón’, ‘Garra Samaria Norte’ y ‘Komuna 5-Los Chimileros’, fue comunicada por el presidente del club, Alberto Mario Garzón, quien señaló que la medida busca “devolver la confianza, seguridad y tranquilidad a los verdaderos hinchas” y proteger el “honor y la honra de Santa Marta”.
La suspensión del partido, que se dio en el minuto 80 tras la invasión de campo por parte de un grupo de aficionados con intenciones agresivas hacia los jugadores del propio Unión, dejó en evidencia una ruptura crítica entre una parte de la hinchada y el equipo, que aún no suma victorias en la presente Liga. En respuesta, el club convertirá las tribunas norte y sur en espacios exclusivamente familiares, eliminando así la posibilidad de ingreso de elementos característicos del folclor barrista: pancartas, trapos, bombas de humo, instrumentos musicales y dispositivos de amplificación.
Con un solo partido como local restante en el torneo —frente al América de Cali en la jornada 19—, Unión Magdalena enfrenta no solo una crisis deportiva, sino un complejo desafío institucional. La exclusión de sus barras más fervientes puede marcar un punto de inflexión en la relación entre el club y su afición, y abre el debate sobre los límites del aliento en el fútbol colombiano cuando la pasión se convierte en amenaza.