Ni las cámaras, ni los vigilantes, ni la administración. En el exclusivo edificio Altavista del Río, en pleno norte de Barranquilla, los ladrones entran y salen como si tuvieran pase VIP. Este sábado, mientras los dueños de un apartamento del séptimo piso disfrutaban de su viaje, un grupo de delincuentes aprovechó para “visitar” su hogar y llevarse lo más preciado: una caja fuerte repleta de dólares, joyas y relojes.
Y lo hicieron sin desordenar un solo cajón. Todo un trabajo quirúrgico. Entraron, fueron directo al botín, y desaparecieron como si hubieran tenido ayuda… o como mínimo, cero obstáculos.
El propietario del apartamento está en Bogotá desde el miércoles. Fue su madre quien descubrió el robo el sábado en la tarde. Pero lo más indignante no fue solo el hurto, sino el verdadero misterio que rodea el acceso a las cámaras de seguridad, que increíblemente no han sido entregadas a la Sijín para facilitar la investigación. ¿Por qué tanta reserva? ¿A quién protege la administración?
Como si no bastara con la indiferencia institucional, ahora algunos vecinos del edificio intentan silenciar el caso tachándolo de “noticia falsa”, preocupados más por el “prestigio” de la torre que por atrapar a los culpables. Mientras la ciudad entera vive una ola de inseguridad, en Altavista algunos prefieren maquillar la realidad en lugar de enfrentarla.
“Es insólito: cámaras, vigilancia 24/7, y aun así entran a plena luz del día. ¿Y la administración? Más preocupada por el protocolo que por colaborar con la justicia”, denunció una residente molesta.
Y como si fuera poco, no es la primera vez que pasa. Hace unos meses, una vecina del piso 11 también fue víctima de robo. Pero claro, la respuesta ha sido la misma: silencio, burocracia y ninguna acción concreta.
Los residentes que sí quieren soluciones exigen respuestas claras, entrega inmediata de los videos a las autoridades, y reforzamiento urgente de la seguridad. Porque hoy fue una caja fuerte… mañana, ¿qué más tendrán que callar por “no desprestigiar”?
La Policía investiga. La comunidad (la que sí quiere justicia) espera. Y los ladrones, probablemente, están contando dólares y revisando relojes… sin mayor apuro.