En la noche del miércoles 13 de agosto, un nuevo ataque armado por extorsión sacudió al barrio Chiquinquirá, en el suroriente de Barranquilla. El hecho se registró en el estadero y tienda San Miguel, ubicado en la calle 47D con carrera 32, donde su propietario, Alfredo Bueno Quiñónez, fue víctima de un atentado por presuntamente negarse a pagar una “cuota” exigida por criminales.
Según las primeras versiones, un hombre armado ingresó al local y, sin mediar palabra, le disparó al comerciante, causándole heridas de gravedad. Familiares y vecinos lo trasladaron de inmediato al Hospital General de Barranquilla, donde permanece bajo atención médica.
El atentado ocurre en un contexto de creciente presión extorsiva en el sector. Horas antes, otro comerciante del mismo barrio había recibido un panfleto amenazante firmado por el autodenominado «Bloque Resistencia Caribe», en el que se exigía dinero y se incluía un número de WhatsApp para establecer contacto.
La Unión Nacional de Comerciantes (Undeco) denunció que, desde 2020, más de 30 tiendas en Chiquinquirá han cerrado debido a la extorsión, lo que ha afectado gravemente la economía local. Según el gremio, la situación se ha tornado incontrolable, y los comerciantes viven bajo una presión constante que las autoridades no han logrado frenar.
Mientras la Policía y la Fiscalía avanzan en la investigación, la comunidad exige resultados concretos para detener esta ola de violencia que mantiene en zozobra a uno de los barrios más tradicionales de Barranquilla.