La tarde en el barrio Las Moras transcurría con normalidad hasta que una operación del
Gaula de la Policía Metropolitana de Barranquilla rompió la rutina. En vía pública, dos jóvenes fueron detenidos en flagrancia: uno de ellos
mayor de edad, el otro
adolescente, ambos señalados de extorsionar a comerciantes locales en nombre de la temida banda criminal
‘Los Costeños’.Los dos implicados, según la Policía, no solo exigían dinero a los dueños de negocios, sino que usaban métodos intimidatorios:
panfletos con amenazas y disparos al aire para presionar el pago. En sus bolsillos llevaban un millón de pesos en efectivo, presuntamente producto de uno de estos cobros.
Un rostro conocido para las autoridades
Uno de los capturados fue identificado como
Alber Gabriel Chirinos Espinel, un viejo conocido para las autoridades, con
cuatro anotaciones judiciales por delitos como
porte ilegal de armas, hurto, receptación y violencia intrafamiliar.En el operativo también fue
aprehendido un menor de edad, cuya identidad se reserva por motivos legales. Ambos fueron interceptados en momentos en que, según el reporte oficial, ejecutaban una extorsión.Durante el procedimiento, el Gaula incautó
dos celulares, una
motocicleta y el dinero en efectivo, parte del supuesto pago exigido a una víctima.
Una estructura que usa jóvenes para delinquir
De acuerdo con el general
Edwin Urrego Pedraza, comandante de la Policía Metropolitana, los implicados se hacían pasar por miembros activos de ‘Los Costeños’, organización señalada de múltiples delitos en la región Caribe. “Estos jóvenes se encargaban de dinamizar las extorsiones en Soledad, afectando directamente a comerciantes de sectores populares”, indicó el oficial.La detención se da en medio de una serie de operativos que buscan frenar la expansión de las redes de microextorsión que operan con menores de edad y jóvenes reclutados por bandas delincuenciales.
Extorsión al paso, miedo en los barrios
Para muchos comerciantes de Soledad, entregar dinero ya no es una opción, sino una obligación dictada por el miedo. Los “cobradores” se aparecen en moto, dejan un panfleto, a veces un tiro al aire. El mensaje es claro:
paga o atente a las consecuencias.La captura de estos dos jóvenes es un golpe importante, pero también deja al descubierto una realidad inquietante: la
cooptación de menores por estructuras criminales, que los usan como herramientas para infundir terror a plena luz del día.