A Carlos Arley Hurtado Valencia, alias ‘Meiker’, no lo atraparon por andar predicando falsas doctrinas, sino por algo más terrenal: una estafa que dejó a 219 personas sin empleo, sin plata… y sin bendición.
Este hombre, que se las daba de sacerdote adscrito a la Diócesis de Istmina (Chocó), recorría los departamentos de Chocó, Valle del Cauca y Nariño —no con una biblia, sino con un libreto de estafador— ofreciendo trabajos como empacadores en programas sociales y humanitarios, entre ellos el famoso PAE (Plan de Alimentación Escolar). Pero el único que se estaba “alimentando” era él.
A las víctimas les prometía un sueldo tentador: $1.700.000 mensuales por un empleo sencillo. Solo había un “detalle”… había que consignarle entre $340.000 y $370.000 como adelanto para seguridad social. Una “inversión en la fe laboral” que terminó siendo una limosna directa al bolsillo del falso clérigo.
Una vez el billete caía en su cuenta, alias ‘Meiker’ hacía el milagro de la desaparición: bloqueaba a las víctimas, desaparecía del radar y quedaban con la promesa en la mano… y la billetera vacía.
En total, entre 2023 y 2025, el sujeto habría acumulado más de 90 millones de pesos. ¡Un diezmo bastante rentable!
Pero todo pecado tiene penitencia. El CTI de la Fiscalía lo capturó en Medellín y lo presentó ante un juez de control de garantías en Chocó. El “padre Meiker” aceptó los cargos por estafa agravada y ahora tendrá que purgar sus pecados desde una celda, lejos del púlpito y de las transferencias.
Los verdaderos sacerdotes, mientras tanto, respiran tranquilos. Y las víctimas… aún rezan por la devolución del dinero.